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Prohibido el acceso al pueblo elegido

La localidad francesa de Bugarach es la única que resistirá el hipotético fin del mundo profetizado por los mayas.

Oscar García

Martes 20 de noviembre de 2012

Si las peores interpretaciones de las profecías mayas se hicieran realidad y el mundo dejase de existir el próximo 21 de diciembre, sólo los afortunados habitantes de Bugarach sobrevivirían al fatídico fin de los tiempos. Es el único lugar del mundo destinado a sobrevivir. O al menos, así lo creen los más fieles creyentes de la leyenda que ha hecho famoso a este pequeño pueblo francés.

Bugarach es un pequeño municipio de la región de Languedoc-Rousillon que apenas pasa de los 170 habitantes. Una villa conocida por las extrañas formaciones geográficas en su entorno y que poco a poco ha ido ganando fama internacional dentro del mundo esotérico. Según algunos iluminados y grupos “new-age” Bugarach será el único pueblo que sobrevivirá al apocalipsis. Un hecho que ha convertido a la pequeña localidad en punto de peregrinación obligatoria para todo aquel que busque su salvación.

El temor de las autoridades francesas es la masiva llegada de visitantes y posibles suicidios en masa de los que esperan se cumplan las teorías más catastróficas del calendario maya. Por ello ya anunciaron que prohibirán tres días antes y dos días después del 21 de diciembre el acceso al Monte de Bugarach. Un centenar de gendarmes impedirán el acceso de los visitantes.

Para el alcalde del pueblo, Jean-Pierre Delord, la decisión de prohibir el acceso es un alivio después de meses de ver llegar a miembros de sectas y turistas que arruinan el patrimonio natural llevándose las piedras del lugar. “Estamos como en un zoológico. Nos convertimos en la atracción de la región”, lamentó Delord en el diario francés Le Figaro.

Esta superstición se ha traducido también un considerable aumento del precio del metro cuadrado en el pueblo. El número de visitantes se ha doblado en un año. Hordas de iluminados pasean con mochilas o en túnicas por Bugarach. Algunos sólo buscan escapar del cataclismo. Otros tratan de hacer negocio del temor y la credulidad ajena. Además de vender piedras “mágicas” del lugar, los más oportunista prometen llevar hasta el pico de la montaña el testamento de quien lo desee, por sólo 5 euros.

El monte, que se levanta a 1.230 metros de altura, está considerado como una especie de parking para ovnis. Hay quien afirma que los alienígenas se llevarán a un puñado de humanos que se salvarán de la extinción planificada por los mayas.