Sin duda que algunas cosas van cambiando con el paso de los años.
Hoy existen costumbres que hace algunos años eran impensadas. Algo que para nosotros puede parecer tan cotidiano, para nuestros abuelos no había posibilidad alguna de hacerlo.
El diario online The Huffington Post elaboró una lista de 5 comportamientos que son comunes hoy, pero que en el pasado eran de muy mal gusto.
1. Usar gorros bajo techo
Según una experta en modales citada por el medio, tanto hombres como mujeres no deberían ocupar sombreros en lugares cerrados, como cafeterías, librerías, cines, etc. Peor aún es usar un gorro en la iglesia o durante la interpretación del himno nacional.
2. Usar la falda arriba de la rodilla
Antiguamente era todo un escándalo ver a una mujer mostrando las piernas. "Mostrar más de la cuenta" era considerado de muy mal gusto, lo cual no quiere decir que hoy se tenga que ocupar mini falda para ir a todos lados. De hecho, según el Huffington Post, hay lugares y situaciones donde es necesario ser más "recatada", como por ejemplo en funerales o espacios de trabajo.
3. Llamar a alguien después de las 9PM
El teléfono celular es un invento relativamente joven. WhatsApp y otros servicios de mensajería instantánea más aún. Y antes de su existencia, las personas solían llamar al teléfono de red fija de cada casa para poder comunicarse. Época en que llamar después de cierta hora era condenado socialmente.
4. Cancelar a último minuto
"Juan te ha invitado a su evento" o "No alcanzo a juntarme hoy. Hagamos algo mañana" son mensajes comunes que podemos ver cada día en nuestros smartphones. Pero hace algún tiempo atrás, organizar un evento tomaba mucha dedicación. Una fiesta de cumpleaños o aniversario se avisaba con bastante tiempo de anticipación, por lo cual cancelar a última hora era muy mal visto.
5. Prestar más tiempo a algo que a la persona que está frente a ti
Es el clásico de hoy. El "Suelta el teléfono" o "¿Me estás escuchando?" son frases que hemos oído más de una vez en el último tiempo. Tener la posibilidad de mantener conversaciones múltiples nos ha vuelto cada vez más dispersos. Y es que a veces cuando estamos con alguien pasamos más tiempo mirando nuestro teléfono que prestándole atención a aquella persona.