Uno de los últimos documentales estrenados por Netflix ha llamado la atención mundial y generado una intensa campaña en redes sociales.
Se trata de "Making a Murderer" (Fabricando un asesino), donde se relata la historia de Steven Avery, un convicto estadounidense condenado erróneamente por abuso sexual y por lo que estuvo 18 años en la cárcel, para luego ser liberado y nuevamente encarcelado por homicidio.
La historia policial de Avery comenzó en 1985, cuando la joven Penny Ann Beernsten fue agredida sexualmente en Michigan, caso por el que el hombre fue detenido, pese a que aseguró que al momento del ataque él estaba comprando con su esposa e hijos.
Entonces, este sujeto fue condenado a 32 años de cárcel. Tras varias apelaciones consiguió un examen de ADN que demostró su inocencia e increíble parecido con el verdadero culpable, con quien estaba tras las rejas.
Después de 18 años, quedó en libertad. Hasta octubre de 2005, cuando Avery y su sobrino fueron procesados por la muerte de la fotógrafa Teresa Halbach.
En un confuso caso de homicidio, la justicia lo condenó a cadena perpetua.
Precisamente de esta historia trata "Making a Murderer", dejando en evidencia las inconsistencias del proceso llevado contra Avery.
El documental ha tenido una variada recepción. Por una parte, hay quienes aseguran que sus creadoras Laura Ricciardi y Moira Demos, omiten gran parte de la evidencia que condenó a Steven Avery, como los registros telefónicos que se presentaron en el juicio y las pruebas forenses que avalaban el caso.
Por otro lado, se inició una campaña en redes sociales por quienes creen en la inocencia de este hombre. En Twitter se comenzó a utilizar el hashtag #FreeStevenAvery y en la página Change.org han firmado más de 200 mil personas para la excarcelación del protagonista del documental.
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