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Me gusta el vinilo porque es bueno

Manuel Maira analiza la resurrección de los discos de vinilo.

Manuel Maira

Miércoles 27 de junio de 2012

En los últimos años se ha hablado y escrito harto sobre el vinilo a propósito de una resurrección que tiende a confundir. Aclaremos: el vinilo no está salvando ni salvará a la industria. El alza en las ventas del formato resulta marginal al sacar las cuentas que mueven la alicaída gran industria. En simple, el vinilo volvió a venderse pero en pequeñas cantidades. ¿Tendencia? Sí, pero no necesariamente un negocio grande. 

Su recuperación arranca a fines de la década pasada, cuando volvió a las mismas tiendas que lo vieron desaparecer a mediados de los 80 con la llegada del CD.

El vinilo volvía con ventajas parecidas a las de la comida casera sobre la rápida. En el viejo LP hay un romanticismo parecido al que tenía el casete. Un ritmo distinto. Queremos hasta lo poco práctico que arrastra como la obligación de darlo vuelta cuando se acaba el lado.

El vinilo te obliga a estar pendiente generando una relación que explica cosas inexplicables como comprar un disco por una muy buena la carátula. El vinilo es al negocio del barrio lo que el CD es al mall. 

La tendencia ha llegado a Chile y se hace evidente en la amplia oferta de tornamesas disponible en el mercado, que van desde el aparato tradicional hasta equipos ultra portables que, además de hacer sonar el disco, ofrecen la posibilidad de pasarlo a MP3 vía USB. En lo artístico, el revival se traduce en los muchos lanzamientos en vinilo de los artistas que hoy protagonizan la escena local.

Los últimos discos de Los Bunkers, Chico Trujillo, Gepe, Pedropiedra, Fernando Milagros, Astro, Dënver y The Ganjas han tenido buena salida en el formato y para completar el cuadro, una serie de piezas clásicas del catálogo nacional, han vuelto a tiendas en vinilos, como Los Prisioneros en un compilado triple (“Ni por la razón, ni la fuerza”) y los primeros discos de Los Tetas, Lucybell y Tiro de Gracia.

Más allá de la moda, lo que sostiene este revival es la nobleza del vinilo en puntos fundamentales como el sonido y la gráfica del álbum. Pero sobre todo, en la romántica experiencia de tomar el disco, dejarlo sobre el plato, hacerlo girar y poner la aguja sobre el surco para verlo y oírlo como ningún otro formato.