Todo comenzó con las declaracionesde Phil Robertson, el subdirector en Asia de HumanRights Watch (HRW), quien calificó la campaña publicitaria de la filial de Dunkin' Donuts en Tailandia como "chocante y racista".
La imagen de la discordia mostraba a una mujer cubierta con maquillaje negro brillante y un peinado de los años 50 para promocionar el consumo de susdonas de chocolate llamadas "rosquillas carbón", relató el portal RT.com.
"Es a la vez chocante y racista que Dunkin' Donuts piense que debeteñir la piel de una mujer y resaltar sus labios con un tono rosabrillante para vender una rosquilla de chocolate. Debería retirar inmediatamente este anuncio, disculparsepúblicamente ante los que ofendió y asegurarse de que nunca volveráa ocurrir" , señaló Robertson.
El subdirector de Human Rights Watch en Asia explicó que el anuncio recuerda los estereotipos estadounidenses de principios del siglo XX y que son considerados parte de una época racista.
La polémica provocó la intervención de Karen Raskopf, directorade comunicaciones de Dunkin´Brands, que en el periódico "The Guardian" reconoció la falta de sensibilidad delanuncio y se disculpó en nombre de la franquicia tailandesa.
Además,aseguró que están trabajando en el retiro inmediato de los anunciosde televisión y en la reestructuración de la campaña publicitaria.
El problema es que en Tailandia la tónica fue bajar el perfil de lapolémica y el director general de Dunkin´Donuts en el país asiático,Nadim Salhani, consideró la reacción de HRW como "una forma de pensar estadounidense yparanoica".
"Es absolutamente ridículo. ¿Nopodemos usar el negro para promover nuestras rosquillas? ¿Qué estodo este alboroto? ¿Qué pasaría si el producto fuera blanco ypintara a alguien blanco? ¿Sería eso racista?", finalizó.