Cuando se busca adrenalina, se pueden cometer acciones demasiado temerarias, tal como lo hizo este joven ruso.
El muchacho no encontró nada mejor que montarse sobre su moto y acelerar todo lo que pudo, hasta alcanzar los 250 kilómetros por hora.
Una cámara adosada a su moto registró como su cara comenzó a deformarse y moverse con la fuerza del viento que lo azota, incluso, provocándole el llanto por la gran cantidad de aire que entra en sus ojos.
Lo más impactante, es que toda esta escena está acompañada por nulas medidas de seguridad, pues como vemos, el joven ni siquiera lleva puesto un casco.