Todo lo que le rodea está impregnado de un halo de misterio.
Para empezar su identidad, el secreto mejor guardado del británico Banksy, el artista callejero probablemente más importante del mundo.
Y luego está todo lo que rodea su provocadora y cautivante obra, que eleva el el grafitti callejero a categoría de arte en los muros de las ciudades del Reino Unido.
Un ejemplo es el mural realizado en mayo de 2012 en el barrio londinense de Wood Green, en el que puede verse a un niño de un país en vías de desarrollo cosiendo banderas británicas, un auténtico puñetazo en forma de dibujo para la moral inglesa, justo cuando Isabel II celebraba los 60 años de su reinado.
Pues bien, resulta que en febrero desapareció de forma misteriosa, para reaparecer semanas después en el catálogo de una subasta en la casa Fine Art Auctions de Miami (Florida, Estados Unidos).
La airada protesta de los vecinos de este barrio de Londres, que consideraban la obra como un "regalo" de Banksy a la comunidad, logró que fuera sacada de la puja. Pero ahora la polémica regresa, ya que ahora es la casa Sincura Group de la capital inglesa la que la sacó a la venta el pasado domingo por un precio inicial mínimo de 900 mil libras (más de 600 millones de pesos chilenos), según informa la cadena BBC.
Mientras se anuncia públicamente quién se quedó con la obra y cuánto pagó por ella, la polémica sigue al rojo vivo porque no se ha determinado aún quién sacó el mural de la pared, cómo fue trasladado a Estados Unidos y cómo viajó de vuelta a Londres.
La casa Sacura ha reconocido que "Slave labour" ("Trabajo esclavo"), que apenas mide 122 por 155 centímetros, ha sido sometido a una leve restauración, y que si no alcanza el precio mínimo fijado será vendido a un coleccionista estadounidense cuya identidad tampoco fue revelada.
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