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Stevie Wonder maravilla con un potente show para el recuerdo

El cantante estadounidense conquistó a los 8 mil asistentes al Movistar Arena con un repaso a un impresionante repertorio que incluyó hits mundiales como "I just called to say I love you", "Higher ground" y "Superstition".

Carlos Serrano

Miércoles 11 de diciembre de 2013

Los grandes de la música siguen saldando poco a poco sus cuentas con Chile, tras varias décadas de olvido.

El último en decir presente fue Stevie Wonder, un gigante del funky y el soul que puso cabeza abajo este martes el Movistar Arena de Santiago con un intenso show repleto de energía, potencia y una interminable colección de clásicos que fueron coreados, bailados y disfrutados a tope por los más de 8 mil asistentes a un concierto que difícilmente olvidarán.

El cantante de Michigan salió al escenario con casi media hora de retraso, pero no fue difícil perdonarle la espera, ya que con su legendaria empatía consiguió meterse al público en el bolsillo en apenas cinco minutos.

Desde un lateral del escenario salió andando solo a pesar de su ceguera, tocando en un órgano portátil "How sweet it is (to be loved by you)" de Marvin Gaye, un preludio de que no iba a ser una noche más.

Ataviado con una de sus típicas camisas coloridas, gafas de sol con marco rojo y zapatos de color naranja fluorescentes salía a la pista un músico con pasos cortos e inseguros, insospechada presentación de un hombre, en principio frágil, que acabaría rindiendo la plaza como un auténtico ciclón.

 

Desde el principio comenzó a interactuar con la audiencia, pidiéndole que coreara ritmos improvisados jugando con la frase "Chile Chile Hot!". Tal vez fue un poco pronto para estos ejercicios vocales, con el público aún frío, pero no faltó mucho para que todo el estadio entrara en ebullición con clásicos como  "Master blaster" y "Higher ground", que pusieron de pie a los presentes.

Llegó entonces el momento de homenajear a otro gigante: el recientemente fallecido Nelson Mandela. Con fotos junto al ex presidente en las pantallas gigantes y varias banderas sudafricanas, celebró su vida y obra con una lograda versión de "The way you make me feel" de Michael Jackson y "Keep our love alive", un nuevo tema compuesto en memoria de "Madiba".

Fue el momento de las baladas, con "Lately" y "Overjoyed", para recuperar el tono con "Golden Lady" y "Don't you worry 'bout a thing" con toques brasileños.

Stevie Wonder ya era el rey indiscutible de la cancha cubierta del Parque O'Higgins, dando clases de canto a la concurrencia ("Van a ser mi coro") mientras comía galletas de jengibre y demostraba que medio siglo de carrera no había hecho mella en el excepcional registro de su voz.

Desde ese momento la ex estrella de Motown no dio respiro, encadenando hits como "Living for the city" y "You are the sunshine of my life" y hasta con un villancico navideño.

Incluso no tuvo problemas en hacer varios chistes sobre su ceguera, como cuando presentó "For once in my life" recordando que la historia de esta canción partió en Detroit cuando tenía 18 años, un día en el que "hacía tanto frío que ni podía abrir los ojos".

"Yester-me, yester-you, yesterday" dio paso entonces a otro de los puntos altos de la velada, con "My cherie amour", "I just called to say I love you" y "Isn't she lovely" junto a su hija Aisha Morris, una de sus coristas y a quien dedicó la canción cuando nació en 1975.

 

Como un auténtico "rey del metro cuadrado" se movía Stevie Wonder sin ayudas entre sus teclados, animaba con sus bromas y juegos vocales a su entregada audiencia y recurría siempre que podía a otro de sus instrumentos más reconocibles: la armónica.

A estas alturas, la comunión con unos fans que llevaban décadas esperando verle actuar en Chile era total, con un Movistar Arena entregado sin freno ni rubor a la máquina musical del de Michigan, apoyado por una excepcional banda con tres percusionistas, dos guitarristas, bajista, sección de vientos, teclados y cuatro coristas.

El fin de fiesta fue por todo lo alto con "Superstition" en dos tomas, intercalando la excepcional "Sir Duke", dando un colofón extraordinario a casi dos horas que difícilmente olvidarán los amantes de la buena música en Chile.

Y así, en medio de una catarata de "I love yous", se despidió el hombre nacido como Stevland Hardaway Morris, que a sus 73 años demostró que mantiene intacto el genio que le llevó a grabar su primer disco a los 13 años en Motown con el seudónimo de Little Stevie Wonder, a coleccionar 22 Grammys, más de 30 top tens en Estados Unidos y más de 100 millones de discos vendidos en todo el mundo.

Una deuda histórica, en fin, saldada con creces en una inolvidable noche con lo mejor de la música estadounidense.