Diversos estudios en los campos de la psicología del color y la inteligencia artificial han investigado cómo las preferencias cromáticas pueden estar relacionadas con rasgos de personalidad y capacidades cognitivas. Y en esta búsqueda, una investigación llevada a cabo por Juliette Jue y Jung Hee Ha en la Universidad de Hanyang, en Corea del Sur, reveló los gustos de las personas con un alto coeficiente intelectual.
En este estudio, publicado por TF1 Info y que reproduce La Nación de Argentina, se observó que quienes tenían un coeficiente intelectual superior a 130 preferían colores considerados suaves; inclinación que podría representar una expresión subconsciente de cómo procesan el entorno: en lugar de buscar estímulos visuales intensos, prefieren espacios tranquilos y ordenados que acompañen sus procesos mentales.
Según los autores, los tonos suaves, como beige, arena o verde ahumado, "invitan a la calma y a la concentración, mientras que los tonos vivos activan los sentidos y reflejan energía".
El azul grisáceo, uno de los más mencionados entre los participantes, se asocia con la introspección, la estabilidad emocional y una profunda capacidad de reflexión, características comunes en personas con pensamiento lógico, analítico y contemplativo. Este color, además, favorece la concentración y resulta ideal para actividades como el estudio o la meditación.
Los investigadores aclaran que esta diferencia de preferencias no establece una jerarquía intelectual, sino más bien una variedad de enfoques frente a la realidad. Mientras los colores neutros suelen fomentar la reflexión y la serenidad, los colores vivos apelan a la emoción, la energía y la expresividad.
Por tanto, quienes optan por tonos brillantes no deben ser vistos como menos inteligentes, sino como personas con una orientación vital distinta, marcada por otra forma de percibir y responder al mundo.