Las gradas de los complejos deportivos no suelen ser un lugar indicado para el relajo.
Suele ser más bien una zona en la que se desatan las pasiones, se desbordan las emociones y se liberan todas las tensiones de la semana.
Hasta que una persona que paseaba por un parque se encontró con esta escena: un gato sentado, apoyado en una barandilla, como si estuviera disfrutando del deporte.
Conocida es la afición de los gatos por contorsionarse en formas casi imposibles en busca de la mejor postura.
Pero, francamente, esta posición tan "humana" sorprende. Y mucho.