En el año 2000 Tyrel Wolf participó en una campaña de un grupo cristiano de caridad en Midville (Washington, Estados Unidos) para reunir regalos y enviarlos a Filipinas a los niños que lo necesitaran, sin saber que ese regalo determinaría su vida.
Tras participar en la campaña Wolfe se olvidó, sin embargo Joana Marchan, la niña que recibió el regalo jamás lo olvidó.
Esa navidad la pequeña alucinó con los artículos escolares que le llegaron, los que iban acompañados de una foto del niño que se los mandó, el que estaba vestido de vaquero.
Con el paso de los años Joana quiso contactar al niño de la foto enviándole una carta escrita a mano, pero nunca fue leída por su destinatarios, según relata la revista People.
A pesar que su primer intento falló, Joana no se dio por vencida y en el 2011 decidió usar Facebook. Cuando hablaron por primera vez la conexión fue inmediata.
Pasaron cerca de dos años sólo hablando hasta que Tyrel se decidió, compró un pasaje y en mayo de 2013 se fue a Filipinas por 10 días.
“Sabía que estaba arriesgando mucho en ese viaje. Nunca antes había viajado solo ni menos estado sin compañía en un lugar en el extranjero. A eso sumaba que estaba conociendo a alguien por primera vez”, contó a la revista.
"Cuando llegué a Filipinas y la vi, tuve que darme golpes porque sentí que estaba soñando. Me sentí inmediatamente atraído hacia ella”, confesó.
Luego de 10 días Tyrel tuvo que volver a su país, pero prometió regresar para pedir la mano de Joana, ya que en Filipinas para comenzar una relación amorosa ésta debe ser aprobada por el padre de la joven.
La relación continuó a través de internet hasta que Tyrel logró reunir el dinero para volver a Filipinas. Una vez ahí pudo pedir la mano de la joven a su padre, quien lo aceptó, sin embargo el matrimonio se realizaría cuando estuvieran más adultos, por lo que nuevamente tuvieron que separarse.
A partir de ahí Tyler hizo de todo para convencer a sus padres que ella era la mujer de su vida, tanto así que finalmente la familia compró pasajes y viajaron a conocer a Joana.
Cuando llegaron y las familias se conocieron entendieron todo, por lo que en ese momento quedó todo arreglado para que cuando Joana obtuviera su visa se realizara el matrimonio.
El 5 de octubre de ese año Joana y Tyler se casaron en el rancho de la familia Wolfe en Midville.
Actualmente viven felices en la misma ciudad junto a su pequeño hijo y comparten detalles de su vida en pareja a través de las redes sociales, donde no dudan en contar su gran historia de amor.