Una serie de datos exhibidos por el documental "Dolphins-Spy in the pod" muestra a un grupo de delfines jóvenes que interactúan con peces globo, nadando alrededor de ellos, mordiéndolos e intercambiándoselos, causando una especie de "euforia".
¿Cómo es posible? La respuesta está en las toxinas que producen los peces, conocidos por su capacidad de inflarse como respuesta de defensa.
Estos animales producen tetrodotoxina, una neurotoxina que se aloja en sus vísceras y puede ser mortal si se ingiere en una dosis incorrecta. Si el tamaño del pez globo inflado no impide a su agresor tragarlo, la tetrodotoxina hará el resto.
Rob Pilley, zoólogo y productor del documental, explicó que cuando los delfines se acercan al pez globo comienzan a "actuar de una manera peculiar, dando vueltas con sus morros y tocando al pez globo". Según el experto, los delfines parecen entrar en "un estado de trance" tras recibir la toxina.
Las cámaras subacuáticas fueron escondidas en robots que simulan ser tortugas o peces para no espantar a los delfines y captar imágenes sin interferir en su conducta.