Una madre gorila y sus gatitos. Algo que no tiene mucho sentido, salvo si hablamos de la gorila Koko, una primate muy especial del Zoológico de San Francisco, en Estados Unidos.
Los veterinarios del zoológico detectaron que al llegar a la edad natural para la reproducción, Koko presentaba una condición natural que le impedía tener hijos, situación que no mermó sus ganas de ser madre, pues esta tierna gorila comenzó a criar gatitos como si fueran suyos.
El afecto que entregaba a los pequeños felinos se vio potenciado gracias a que durante años la psicóloga Penny Patterson se hizo cargo de cuidarla de una condición médica muy delicada. Durante ese tiempo aprovechó de enseñarle 1000 elementos del lenguaje de señas para comunicarse, además de 200 palabras en inglés. Estas herramientas las utilizó, por ejemplo, para comunicar la pena que sintió por el escape y posterior muerte de uno de los gatitos.
Además del zoológico, Koko pertenece a la Fundación Gorila, organismo que busca crear conciencia sobre la importancia del cuidado de estos animales que actualmente se encuentran en peligro de extinción