A los 11 años, Hoshi, un perro de la raza Esquimal Americano, debió ser operado por un glaucoma ocular. Debido a la enfermedad tuvieron que extirparle los ojos, quedando completamente ciego.
Tras la cirugía, Hoshi sufrió mucho, no lograba acostumbrarse a su nueva realidad y su familia estaba sumamente preocupada por él, ya que pensaban que caería en una depresión. Sin embargo, recibieron ayuda de un ser inesperado ser.
El pequeño Zen, un Pomerania que habían adoptado unos meses atrás se convirtió en el apoyo y el mejor amigo de Hoshi.
"Decidimos darle a Zen el rol de guía, y por eso les unimos en una misma correa, pero aunque les pongamos en correas separadas, se vuelven a juntar", dijo Paulina Pérez, dueña de ambas mascota, en una entrevista con el diario animalista The Dodo.
Tan unida es la relación que hoy tienen, que sus dueños decidieron retratarla en un Instagram exclusivo para ellos, cuenta que suma más de 14 mil seguidores.
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