Al igual que los seres humanos, los gatos pueden padecer de leucemia, un tipo de cáncer que afecta a la sangre.
Sin embargo, no se trata de la misma enfermedad, sino que de una conocida como leucemia felina que ataca los linfocitos presentes en las sangre de los gatos y que, a diferencia de la humana, puede contagiarse.
Esta enfermedad es causada por un virus y en la mayoría de los casos resulta mortal, debido a que no existe un tratamiento específico para combatirla y sólo se puede evitar que contraigan otras infecciones, ya que cuando sufren de esta patología su sistema inmune se debilita considerablemente.
Las formas de contagio son a través de la saliva, deposiciones, secreciones nasales o sangre. Y si bien no todos los gatos infectados desarrollan la leucemia felina, siguen siendo portadores y pueden enfermar a otros.
¿Cómo saber si tu gato tiene leucemia felina? Los síntomas que presentan los contagiados por la patología son decaimiento, fiebre, pérdida de peso, diarrea e inflamación de los nódulos linfáticos.
Actualmente existen efectivas vacunas contra el virus, que ataca principalmente a gatos menores de seis meses, por lo que la enfermedad se puede prevenir si tu mascota tiene todas sus vacunas al día.
Se estima que el 85% de los gatos que desarrollan la leucemia felina fallecen en los dos o tres años posteriores al contagio, aunque si el diagnóstico se realiza a tiempo, las posibilidades mejoran.
Si bien no existe ninguna evidencia científica que indique que este virus puede afectar a los seres humanos, se recomienda que los gatos enfermos no estén en contacto con personas que tienen alguna enfermedad relacionada con el sistema inmune.