En una visita escolar al zoológico, donde los niños suelen divertirse haciendo bromas y "morisquetas" a los animales, ocurrió un hecho que ha dado vuelta al mundo.
Se trata de este gorila que, cansado por las burlas de los revoltosos menores, decidió darles un gran susto.
Al ver que un niño imitaba insistentemente los gestos con los que son identificados estos animales, el irritado gorila puso repentinamente sus manos sobre el cristal que lo separaba de su público y se marchó rápidamente como signo de desprecio.
Sin duda, los pequeños se llevaron un gran sobresalto y descubrieron que, al menos a este gorila, no le gustan las burlas.