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Avícola del Ñuble es ejemplo de sustentabilidad en aves libres de jaula en Sudamérica

La Castellana funciona con modernos paneles de energía solar e inyecta parte de ella a las regiones del Ñuble y Biobío, cumpliendo, además, con un círculo virtuoso que integra todos sus procesos.

24Horas.cl Tvn

Miércoles 14 de noviembre de 2018

El bienestar animal fue lo que incentivó a avícola Coliumo -50 años de historia- a desarrollar su proyecto La Castellana. Un plantel de producción de huevos de gallinas libres de jaula que mantiene a las aves en libertad en un sistema cerrado (“aviario”), donde se cuidan todos los procesos para asegurar la inocuidad del producto que llega al consumidor y donde a los animales se les controla permanentemente su estado y salud.

Estrictos procedimientos que les hicieron recibir la certificación internacional Certified Humane, que garantiza que se cumplan las estrictas normas que ésta exige respecto al bienestar de las aves.

 

En un círculo virtuoso -como ellos mismos lo denominan-, el guano de las aves se usa para fertilizar tanto las praderas donde se alimentan las vacas, como las tierras donde se produce el maíz para las gallinas, el cual se elabora en una fábrica de última tecnología, logrando, así, integrar eficientemente el área avícola con la agricultura y la ganadería.

“El color y sabor intenso de nuestros huevos se debe principalmente a que el alimento que reciben las aves cuenta con más de un 60% de maíz”, señala Antonia Reyes, veterinaria y gerenta de producción de La Castellana.

Un sistema en pro del bienestar animal completamente automatizado que demanda un consumo de energía considerable. Por eso, y con un sello sustentable siempre en mente, La Castellana se abastece en un 100% de energía solar, e incluso aporta generando el 15% de la potencia fotovoltaica para la Región de Ñuble y el 7,4% para la del Biobío, volviéndola, según un estudio de la Universidad de Concepción, en el plantel de huevos de gallinas libres más moderno de Sudamérica.

El proceso se basa en los paneles fotovoltaicos policristalinos de la reconocida marca TESLA, con el cual se recolecta la energía del sol y se convierte en útil a través de dos inversores de 50 KW cada uno. “La energía cosechada del sol se inyecta al Sistema Interconectado Central (SIC) y es consumida por los equipos de la planta, contribuyendo a disminuir la huella de carbono en toda la cadena de producción”, cuenta Luis Parra, jefe de Ingeniería de TESLA.