A poco más de cumplirse 4 meses del fallecimiento de Gustavo Cerati, quien se mantuvo más de cuatro años en estado vegetativo tras sufrir un accidente cerebrovascular. Los científicos del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, están trabajando con más de 60 pacientes que sufren la misma condición.
La intención de esto es el lograr comprender lo que sucede en el cerebro de las personas que quedan en estado vegetal, con la esperanza de contribuir, en un futuro, a la rehabilitación de los pacientes.
La principal razón de llegar a este estado son accidentes cerebrovasculares o traumatismos encéfalocraneanos.
El equipo de investigadores es liderado por el kinesiólogo y candidato a Doctor en Ciencias Biomédicas, Gonzalo Rivera, quien desde el año 2002 trabaja con pacientes que no tienen conductas voluntarias en respuesta a estímulos sensoriales o de manera espontánea que logren reflejar que está consciente del entorno o de sí mismo.
Del total de esos pacientes, cerca de veinte casos han podido ser explorados a nivel cerebral.“En BNI estudiamos, fundamentalmente, a sujetos en estado vegetativo y también, a personas que se encuentran en un estado de mínima respuesta, donde existe una presencia limitada de conexión con el entorno. Específicamente, estamos analizando la respuesta neuronal frente a distintos estímulos, así como los mecanismos de integración cortical que pueden estar afectados, viendo que no todos están alterados de la misma manera”, señala Gonzalo Rivera.
Gonzalo Rivera, explica que esta situación de salud es altamente delicada para el paciente y sus familiares, y que en todo el mundo se realizan esfuerzos para comprender el origen de esta severa desconexión, y asimismo, para investigar medidas que promuevan la rehabilitación.
El kinesiólogo agrega que se han propuesto algunos mecanismos a través de los cuales se afecta la integración de distintas regiones del cerebro en estos sujetos, lo que ha permitido generar nuevas estrategias terapéuticas. Una de estas, y que se realiza en otras partes del mundo, consiste en la estimulación de los núcleos del tálamo - que es el espacio del cerebro a través del cual recibimos estímulos- y ha mostrado efectos positivos en un grupo reducido de pacientes.
En relación a los avances mundiales, Rivera explica que sí se han detectado señales y áreas cerebrales que se encienden, al realizar una pregunta o emitir un tipo de sonido. “Si uno hace que la persona en estado vegetativo imagine que está jugando tenis, por ejemplo, entonces se activa la corteza premotora.
Al interior del Laboratorio de Neurosistemas del BNI, los estudios no sólo apuntan a indagar en las respuestas de la red neuronal de estos pacientes, sino también a poder generar estrategias de intervención de acuerdo al análisis clínico particular del individuo. Pero Rivera comenta existe un dificultad, ya que la Ley de Derechos y Deberes de las Personas en Atención de Salud, obliga en los adultos a contar con el consentimiento informado previo y personal para participar de una investigación biomédica, “situación que claramente no es posible en personas con esta condición”.
Esta situación ha detenido la tramitación de los proyectos por parte del comité de ética. Ante esto, el kinesiólogo realiza un llamado a promover y clarificar las herramientas y normativas que permitan la investigación biomédica en éstos y otros pacientes, con el fin de aportar a la ciencia mundial y a la recuperación de ciertas funciones en el cerebro.