Para muchos, el verano es sinónimo de vacaciones, playa y descanso. Si bien nos permite realizar más actividades al aire libre, el calor excesivo también puede provocar alternaciones negativas en nuestro estado anímico.
De acuerdo a Catalina Valenzuela, directora de la Escuela de Psicología de Universidad de Las Américas, algunas condiciones ambientales, como las altas temperaturas, pueden transformarse en un agente estresor. De esta manera, “el cuerpo debe focalizar gran parte de su metabolismo y actividad a la regulación de la temperatura del cuerpo para evitar que eso pueda dañar el metabolismo o estructuras del cuerpo. Así, que existan alteraciones en el humor a propósito de este agente estresante es natural”, explica.
Frente a esto, “lo mejor es intentar ayudar al cuerpo a reducir la temperatura con alta ventilación, mucha hidratación y bajar las capas de ropa”, agrega Valenzuela.
El calor también puede dificultar la concentración en el trabajo, por lo que la especialista recomienda tomar pausas para hidratarse y refrescarse, ya que son vitales para poder reenfocar la actividad cerebral a las tareas laborales. Además, es aconsejable no mantenerse más de 45 minutos o una hora en la misma actividad, pues estresa al cerebro y empeora los síntomas.
Conciliar el sueño es otro punto importante a considerar, pues las altas temperaturas entorpecen el descanso. Por ello, la experta en neuropsicología de UDLA señala que “lo fundamental para un buen dormir en dichas condiciones es tener una buena ventilación, tomar agua durante la noche, dormir muy liviano de ropa e intentar que el dormitorio esté toda la noche con aire fresco.