El precio de la fama puede ser alto. Un estudio internacional publicado este jueves ha determinado que la gente que disfruta de exitosas carreras en el mundo del entretenimiento y el deporte tienden a morir más jóvenes.
Los investigadores Richard Epstein y Catherine Epstein señalaron que en un estudio, basado en el análisis de 1.000 obituarios del New York Times entre 2009 y 2011, descubrieron que artistas del mundo del cine, la música y el teatro y deportistas de alto rendimiento murieron a una edad media de 77,2 años.
Este dato contrasta con una vida media de 78,5 años para trabajadores creativos, 81,7 para profesionales académicos y 83 años para personas del mundo de los negocios y carreras militares y políticas.
Los investigadores australianos dijeron que las muertes tempranas podrían indicar que los artistas y estrellas del deporte corrieron más riesgos durante su vida, ya fuera para alcanzar sus objetivos o debido a su éxito.
"La fama y los logros en carreras relacionadas con la actuación podrían conseguirse a costa de una menor esperanza de vida", escribieron los investigadores en su estudio publicado en la revista QJM: An International Journal of Medicine.
"En este tipo de carreras, fumar y otros comportamientos de riesgo podrían ser causas de los efectos del éxito y/o muertes tempranas".
El publicista británico Max Clifford dijo que la presión con la que cargan los famosos y estrellas del deporte para tener éxito tuvo que jugar un papel, e incluso cuando están en lo más alto están constantemente preocupados sobre quién podría sustituirles.
"Las personas asumen que la fama y el éxito tienen que ver con la riqueza y la felicidad, sin embargo, alguien como yo que he trabajado con famosos durante 45 años sé que no es el caso", dijo Clifford a Reuters.
"El éxito se convierte para ellos en algo parecido a una droga que tienen que tener y siempre están preocupados por perderla así que se esfuerzan y se esfuerzan y trabajan más duro y más duro. Tienes que ser competitivo en estos terrenos o si no, no funcionará".
El estudio descubrió que la lista estuvo fuertemente sesgada hacia los hombres, que representaron 813 de los obituarios y las principales causas de muerte temprana estuvieron vinculadas con accidentes, infecciones entre las que se incluye el VIH y cáncer.