Ya se acerca el verano y los días con altas temperaturas aumentan generando cansancio y extremo calor, síntomas que pueden ser señales de una deshidratación con incómodas consecuencias.
En primavera y verano hay que estar atentos a la pérdida de líquido corporal, sobre todo porque son épocas en que el cuerpo presenta sudoración excesiva a causa del clima cálido. Asimismo, hay otras formas que causan deshidratación, como la fiebre, vómitos, diarrea y una orina demasiado seguida.
Si no has sufrido ninguna de estas situaciones hay algunas señales en el cuerpo que te pueden ayudar a tomar la decisión de hidratarte mejor. Por ejemplo, el dolor de cabeza, puesto que cuando se pierde agua también se deja de obtener potasio y sodio, lo que cambia la composición de la sangre, la cantidad de flujo sanguíneo también disminuye y por consiguiente el oxígeno que llega al cerebro es menor; los vasos sanguíneos se dilatan y causan dolor.
Otros síntomas que son fáciles de captar son la boca seca o pegajosa, una orina amarilla oscura, calambres musculares, estreñimiento y mucha sed.
En casos extremos la deshidratación puede presentar síntomas de una piel seca y arrugada, mareos, latidos cardíacos rápidos, ojos hundidos, delirio y apatía. En estos casos es mejor recurrir a un centro asistencial de salud para ser evaluados por un especialista.
Para solucionar el cuadro se recomienda chupar cubitos de hielo, beber agua e ingerir bebidas para deportistas que contengan electrólitos.
Es importante también prevenir estos estados de deshidratación bebiendo gran cantidad de líquido todos los días, sobre todo en climas cálidos y cuando se realiza ejercicio.
Si notas signos de deshidratación y logras tratarlos a tiempo el pronóstico médico es de recuperación completa. Sin embargo, en estados graves la deshidratación puede provocar daño cerebral permanente y convulsiones.