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Trucos para la crianza de niños

Horarios estrictos, aprender a decirles que "no" y dejar que creen tolerancia son algunos consejos de la escritora francesa.

Mery Salinas

Martes 5 de febrero de 2013

"¿Por qué son superiores los padres franceses?".

Esa fue la pregunta que se hizo la escritora estadounidense Pamela Druckeman luego de observar a niños en distintos lugares de Francia y darse cuenta que se comportaban mejor que otros en lugares públicos. No interrumpían a los adultos, se comían toda la comida y no hacían la terrible "pataleta".

Entre otras cosas Druckeman advierte que los niños en Francia son mejor educados, porque sus padres no son obsesivos y enseñan a sus hijos a esperar, entre otras cosas.

Tras sus observaciones y su experiencia con sus tres hijos decidió realizar un ensayo y exponer las estrategias de crianza más eficaces que ella realizó y pueden ser utilizadas por todos.

Crear tolerancia: Es importante no ceder a las exigencias inmediatas de los niños y decir "NO", ya que eso les ayuda a generar paciencia. Los franceses no interpretan cada cosa que quiera un niño como una expresión de su individualidad, sino un mero capricho. Ellos no sienten la frustración de otros padres al negarles algo, pues cultiva la tolerancia.

Jugar solos: Si bien se deben realizar ciertas actividades con los hijos de forma compartida como hablar con ellos, leerles libros, llevarlos a practicar algún deporte o visitar un lugar, esto no debe ser en exceso. Desde pequeños deben aprender a jugar solos mientras los padres realizan otra actividad, de manera que al aburrirse aprenda también a distraerse por sí mismo y descubrir su propio mundo.

Pequeños adultos: Cuando las guaguas tienen pocas semanas de vida, por ejemplo, sus papás esperan por lo menos cinco minutos antes de ir a ver por qué lloran en la mitad de la noche, ayudándolos a que ellos mismos controlen su sueño. La escritora lo llama "pausa", es decir, el tiempo que los franceses dan a los niños para usar sus propios mecanismos de control.

Saludar a las visitas: Saltarse el saludo o la despedida en el país galo es una falta de respeto mayúscula, que avergüenza a los papás del niño y los obliga a ofrecer disculpas a los invitados. Aunque el decir "por favor" y "gracias" es valorado, los franceses consideran que los deja en un nivel inferior a los niños. En cambio, saludar y despedirse los pone al mismo nivel de los adultos, por lo que si alguien entra a su hogar no puede abstraerse mirando el televisor y hacer como si nada pasara.

Disciplina en la comida: Los niños franceses comen cuatro veces al día, lo que implica que aprendan horarios y no pidan golosinas entre comidas. Además, deben comer al mismo tiempo que los adultos y varios platos: entrada, plato de fondo y postre. Las verduras no se olvidan y por lo menos una debe ser escogida por el niño en el supermercado, produciéndole más interés cuando la vea en el plato.

Quizás parezcan estrictas las formas de educación y quede la idea que en Francia  los más pequeños son tratados como adultos. Sin embargo, la autora expone que un niño desde un comienzo debe cumplir con ciertas normas sociales como cualquier otra persona.