Viajar sin compañía es una opción cada vez más común entre los chilenos, quienes deciden participar de este tipo de experiencias por la gran facilidad que existe para encontrar lugares para hospedarse o redes de contacto que han hecho más cercana y amigable la logística del viaje.
Así, sin mayores complicaciones por no tener un compañero de viaje, esta preferencia por viajes en solitarios es una realidad y no está relacionada directamente a un tipo de personalidad.
“Existen personas que están habituadas a emprender viajes o desafíos en solitario. Por lo general, quienes tienen buenas experiencias en esta aventura son personas que han tenido experiencias anteriores, aunque hayan sido pequeñas aventuras; conocen las vicisitudes que se presentan en los viajes al extranjero y se conocen bastante a sí mismos en acción; conocen sus recursos y sus necesidades fundamentales. Habitualmente son personas que disfrutan de su soledad y son bastante autónomas”, señala la psicóloga María Ester Buzzoni.
La profesional agrega que esta experiencia de viajar solo es un proyecto que pone a prueba la propia libertad. “Esto en un sentido muy concreto, ya que implica permanentemente tomar decisiones en solitario, sin tener que ponerse de acuerdo con un compañero de viaje”, indica.
Por otra parte, es una forma de recorrer y de disfrutar en solitario profundamente de las experiencias vividas. “Y obviamente de conocer el propio ritmo, los propios gustos, aprender del mundo y del propio contacto con él”, precisa la especialista de la Universidad del Pacífico.
La psicóloga señala que habitualmente este tipo de aventuras se proyectan en momentos en que el viajero requiere conectarse con algo que necesita interiormente y que traerá, sin duda, un encuentro profundo consigo mismo. “Un viaje en solitario es un viaje que nos permite estar en contacto directo con el mundo, sin la intermediación de los vínculos que habitualmente están ahí y que nos hacen experimentar afectivamente el mundo como conocido”, afirma.
Para Buzzoni, un viaje en solitario puede ser una preciosa oportunidad para conocer a otros de una manera nueva y para experimentar facetas nuevas de nosotros mismos. “Lo que nos ocurre en un viaje en solitario es que el mundo se nos puede presentar nuevo, pero también se nos aparece más vívidamente el modo en que pensamos y sentimos los acontecimientos”, puntualiza.
Para facilitar la mejor toma de decisión, la psicóloga entrega algunos consejos:
-Antes de decidir viajar solo es importante reflexionar acerca de cómo nos llevamos cotidianamente con la soledad. Conocer si la soledad significa para nosotros una experiencia de confianza y descanso, o si más bien nos angustiamos un poco.
-Saber si podemos tolerar largos periodos sin hablar con alguien o si necesitamos tener a alguna persona cerca para compartir nuestras experiencias profundas.
-Anticipar lo que nos podría suceder al estar solos en lugares desconocidos.
-En un primer viaje, siempre es recomendable hacer el trayecto acompañado de un amigo o de un grupo de ellos.
-En el primer viaje solo, es mejor hacer un viaje corto a lugares que puedan ser más predecibles, conocidos y que permitan anticipar las vicisitudes.