Los factores ambientales tienen un papel preponderante en la enfermedad de Alzheimer, especialmente el tabaco.
Así lo asegura un grupo de investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, la Universidad de Málaga y del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas, que examinaron el efecto directo que tiene el tabaco sobre el cerebro de ratones transgénicos.
El estudio señala que la nicotina produce un aumento de las lesiones y anomalías propias de esta enfermedad neurodegenerativa tales como: neuroinflamación o acumulación de placas amiloides y de la proteína tau defectuosa.
Los resultados de la investigación -publicados en Nature Communications- proporcionan nuevos conocimientos sobre un potencial factor de riesgo ambiental para el Alzheimer, una enfermedad que se ha convertido en una epidemia a nivel mundial.
Los expertos advierten que el estudio pone de relieve los efectos nocivos del tabaco en esta enfermedad, pero que se necesitan más investigaciones para dilucidar los mecanismos responsables de la progresión de la patología, y si el efecto analizado se observa también en humanos.
El "humo del tabaco es un importante factor de riesgo ambiental, y no sólo para la enfermedad de Alzheimer, sino posiblemente también para otras enfermedades relacionadas con el plegamiento de proteínas en el cerebro", según publica el diario español ABC.