Obesidad, diabetes e hipertensión son algunas de las enfermedades que representan mayores riesgos cardiovasculares y que muchas veces sufren los más pequeños producto de una mala alimentación inadecuada y los bajos niveles de actividad física, lo que hace replantearnos sobre la manera en la que se está criando a los niños.
El Doctor Ricardo Eltit, cardiólogo infantil de Clínica Ciudad del Mar, sostiene que es importante que a los niños se les eduque desde pequeños a tener una rutina activa y deportiva, día a día, con hábitos alimenticios equilibrados. “Lo que se busca con esto es ayudar a mejorar la salud del corazón y a reducir la probabilidad de padecer, en la edad adulta, enfermedades crónicas no transmisibles”.
Si bien es importante que se tenga un ritmo de vida saludable, tal perspectiva se complica cuando existen antecedentes congénitos familiares de riesgo coronario y/o cardiovascular, que afectan directamente la salud de los más pequeños. La angustia, la aprehensión y la sobreprotección de los padres en aquellos niños con sospecha de patología cardíaca se hacen más evidentes en estos casos, excluyéndolos de la posibilidad de realizar ejercicios de manera regular en la etapa escolar o fuera de ésta.
Para el Doctor Eltit son muy pocas las situaciones en las que no es aconsejable que los niños practiquen alguna actividad deportiva. “Incluso en pacientes con patología cardiovascular conocida es posible y necesario realizar una evaluación que permita establecer niveles de riesgo y a partir de esto desarrollar orientaciones de actividad, considerando la enfermedad de base y el nivel de entrenamiento cardiovascular de cada paciente”, manifiesta. Además, el médico sostiene que los niños con patologías cardiacas tienen que tratar de llevar una vida lo más “normal” posible.
Cuando existe una historia clínica familiar y personal detallada, junto a los exámenes pertinentes, es posible aconsejar niveles de actividad física con un margen de seguridad importante tanto para los niños, sus padres y el entorno escolar. En este sentido, comenta el especialista, es obligación del equipo de salud educar sobre la actividad física deportiva como un factor protector de riesgo cardiovascular para los niños, inclusive si tiene alguna patología cardiológica.
“Los pacientes con cardiopatías congénitas pueden practicar la mayoría de las veces algún tipo de deporte, sin excluirlos ni hacerlos sentir diferentes. Es obligación del equipo de salud evaluar que la actividad deportiva sea segura para cada paciente en particular, de manera que el niño pueda intentar llevar una vida lo más normal posible. El seno familiar debe contribuir a generar este equilibrio en su entorno, integrándolos a rutinas simples de ejercicios, que bien sabemos ayudan al desarrollo de su coordinación psicomotora, los mantiene saludables y en buen estado físico”, agrega el cardiólogo pediátrico.
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