Click acá para ir directamente al contenido

La teoría que asegura que los hijos pueden parecerse a la ex pareja de la madre

Reconocida como "telegonía", el fenómeno genético ha marcado la discusión por dos siglos. Pero ha vuelto: experimento con moscas apoyan este antiguo postulado.

Fernando Jimenez

Miércoles 1 de octubre de 2014

Si bien es algo que a priori pareciera ser imposible, ciertamente es un tema que ha causado una discusión que se extiende durante siglos entre los seres humanos. La pregunta es: ¿Puede parecerse un hijo a la ex pareja de la madre? El debate se ha vuelto a abrir.

Este fenómeno genético, el cual puede reconocerse como telegonía, ha sido recogido durante la historia en el género literario ("Madeleine Ferat", Zola 1868 y "Don Casmurro", Joaquim Maria Machado de Assis). Si bien en sus inicios se hablaba de  “impregnación” de una mujer por un hombre al que anteriormente había amado y su influencia en la descendencia posterior, la idea ya la había planteado el filósofo Aristóteles, probablemente fruto de alguna de sus observaciones.

La duda se ha mantenido por casi 200 años. En 1820 la extraña y supuesta patología fue documentada en la Royal Society de Londres, al ver que las crías de dos caballos árabes obtuvieron características del antiguo compañero de la yegua, una especie extinta de cebra conocida como cuaga.

Asimismo, dentro de los humanos se observó el mismo fenómeno en viudas. Los hijos que tenían con su nuevo matrimonio mostraban características del primer marido, según explica el portal ABC.

Fue el biólogo alemán August Weismann quien bautizó como “telegonía” este curioso fenómeno. Con el tiempo, esta teoría fue desterrada; sin embargo, Weismann proponía para explicarlo que los espermatozoides que había alcanzado el ovario después de la primera unión sexual podían penetrar en ciertos óvulos que todavía eran inmaduros, “impregnándolos”.

¿HAY PRUEBAS?

La eterna discusión tiene ahora una nueva arista según lo publicado en la revista “Ecology Letters”, donde se demuestra por primera que esta forma de herencia no genética puede darse en las moscas. Para ello, un grupo de científicos australianos liderados por Angela Crean comenzaron a cruzar moscas inmaduras, como sugería Weismann, con machos grandes y pequeños.

Cuando ya eran fértiles, cruzaron a las hembras de nuevo y lo que encontraron fue que “a pesar de que el segundo macho engendró la descendencia, el tamaño de la progenie lo determinaba el de la anterior pareja sexual de la madre”.

 “Este hallazgo muestra que también se puede transmitir algunos rasgos adquiridos a la descendencia de parejas posteriores de una hembra”, agrega.

EL FACTOR DEL ESPERMA

Además este descubrimiento está de acuerdo con lo que ya entonces se suponía: “la primera ‘impregnación’ tendría más probabilidades de influir en la hembra que las posteriores, en parte porque es más joven, y en parte porque las impregnaciones posteriores tendrían que compartir su influencia con las anteriores’, como explica Yongsheng Liu, del instituto Henan de Ciencia y Tecnología de Xiangsiang (China) en un artículo publicado recientemente en la revista “Gene”.

El esperma, después de penetrar en el útero, es absorbido por el organismo femenino y ejerce una influencia sobre los óvulos que aún no están maduros”, como sugería ya Weismann.

Según Liu “hay descubrimientos recientes que permitirían considerar que esta antigua teoría no es tan descabellada”. Por ejemplo el hecho de que los genes del feto pasen a la sangre de la madre, o, como publicó Bendich en Science en 1974, que el esperma pueda penetrar en otras céulas del organismos distintas de los óvulos. Otro argumento: la capacidad del ARN masculino presente en las embarazadas para provocar reordenamientos genéticos que varían la expresión de los genes. Según Liu, el ARN de los espermatozoides podría también alcanzar los óvulos inmaduros provocando esa "impregnación".

¿ADN?

Además, el ADN de los espermatozoides pudiese ser absorbidos por el útero cuando no logran ingresar al óvulo. Si este ADN logra llegar a células somáticas u óvulos inmaduros, puede afectar la descendía de la mujer con otra pareja.

Sin embargo, la telegonía se ha visto en situaciones muy escasas. Pero para aquellos que apoyan esta teoría, nuevos descubrimientos pueden ayudar en un futuro a resolver este misterio de la telegonía humana.

FUENTE: ABC.ES