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Los "milagrosos" hongos tibetanos

Están experimentando un auge en su popularidad. Dicen que reducen el colesterol, que sanan problemas digestivos y hasta el cáncer de mama.

Daniela Toro

Miércoles 28 de noviembre de 2012

Dicen que son capaces de hacer milagros. Los hongos tibetanos, - también llamados kéfir de agua, tibis o tibiches -están cada vez más en boca de todos y muchas personas han manifestado sentir reales efectos de sanación.

Según un estudio publicado en la Revista Latinoamericana de Microbiología, los hongos tibetanos son una mezcla de bacterias y levaduras que se encuentran en una matriz de polisacáridos creada por bacterias.

Éstas bacterias producen ácido láctico y diferentes sustancias probióticas que son reconocidas como beneficiosas para la salud.

BENEFICIOS

Los beneficios que se les atribuyen son variados y casi innumerables: curan el cáncer de mama, quistes ováricos y fiobriomas.

También serían capaces de reducir la ansiedad por sustancias psicoactivas (alcohol, cigarro, drogas, café), de eliminar el insomnio, mejorar el apetito, disminuir depresiones, curar cálculos estomacales, mejorar las funciones del hígado, pulmones, riñones y sistema inmunológico.

Por si fuera poco, alivian dolores musculares, reducen el colesterol, mejoran casos de esclerosis, irritaciones de la piel y hacen menos drásticos los cambios de la menopausia.

Tomarlos en forma diaria podría garantizar bienestar, ánimo, reducción en dolencias físicas e incluso, se les atribuye una capacidad de equilibrar cuerpo y alma.

Pero aquí el secreto: dicen que para que funcionen o 'hagan efecto' deben ser regalados.

PRECAUCIONES

Como todo lo que las personas consumen, debe existir una información previa. En este caso, diversos expertos han sido tajantes al excluir a embarazadas y lactantes del consumo del kéfir.

Otro grupo que tiene prohibición de su ingesta son quienes padecen de gastritis y diabetes, debido al dulzor de la mezcla.

PREPARACIÓN

Una vez que se han recibido los hongos 'regalados', deben colocarse en un recipiente de vidrio, con agua pura o hervida (fría).

Para endulzar, se recomienda el uso de chancaca, azúcar morena o fruta, pero nunca sucralosa, ya que al ser metabolizados en nuestro organismo, liberarían cloro en el cuerpo, compuesto dañino para nuestro metabolismo.

Una vez endulzados, se cubren con un trapo para permitir que respiren y se dejan inmóviles durante 24 horas. Posteriormente se cuelan y se bebe el líquido remanente, de preferencia, en ayunas.

Los kéfir colados se lavan y se vuelven a un recipiente limpio, pero no deben consumirse, pues es el agua en donde han fermentado la que tiene propiedades terapéuticas.

A pesar que ninguna de las aseveraciones de sanidad que se les tribuyen ha sido comprobada científicamente, cada vez son más adeptos y curiosos que toman esta opción natural como parte de sus tratamientos médicos, especialmente, cuando la medicina tradicional no muestra los resultados esperados.