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Perfumista chilena conversa sobre el arte de crear fragancias

En el país existe muy poco conocimiento de la profesión, sin embargo, contamos con perfumistas de talla mundial y capacitados para desarrollar fragancias que interpretan los gustos más exigentes de distintas marcas locales y extranjeras. Una de ellas trabaja en la empresa local Cramer, una de las principales casas de fragancias y sabores de Sudamérica.

24Horas.cl Tvn

Miércoles 5 de junio de 2019

“El perfume es la forma más intensa del recuerdo”, dijo una vez Juan Paul Guerlain. Algo similar opina Karen Henríquez, perfumista chilena que ha sido reconocida en el extranjero y que cuenta con una extensa trayectoria. “Chile es reconocido como uno de los países que más consume perfumes en Latinoamérica y pienso que en gran parte es porque nos gusta recordar, evocar lo vivido en el pasado”, dice.

Karen sabe muy bien de esta profesión, luego de 30 años trabajando en Cramer, donde desarrolla no solo aromas para perfumes, sino también para todo tipo de productos de belleza y cuidado personal, de cuidado del hogar, industriales, entre muchos otros. Hoy está a cargo de los equipos del área en Cramer Chile y sus filiales en Brasil y Perú.

Ingeniera química de la V Región, llegó a trabajar primero al área de Sabores de Cramer en junio de 1989. A poco andar, en 1991 y reconociendo sus capacidades e intereses, le ofrecieron una oportunidad en el área de perfumería. “Sin duda, las fragancias eran lo mío. Y aunque se puede pensar que es un don natural, tiene demasiado que ver con un oficio, con ‘entrenar la nariz’ todos los días y encantarte con los aromas que te rodean. Cuando comenzamos en esos años no teníamos cromatógrafo, todas las esencias se trabajaban por nariz”, recuerda.

 

Su carrera fue en constante ascenso. En los años que vinieron preparó a distintos profesionales para que fuesen parte del equipo de Fragancias (analistas, químicos, vendedores, entre otros), viajó a Nueva York a hacer un curso para la clasificación de materias primas, e inventó códigos relacionados a fragancias que todavía se usan en la empresa, “es el índice de los productos con que trabajamos”, dice orgullosa.

Actualmente, distribuye su tiempo entre la Casa Matriz de Cramer en Chile y los laboratorios que mantiene la empresa en Brasil y Perú, donde dirige y entrena equipos especializados en las tendencias y gustos olfativos de distintas zonas de Latinoamérica. Y explica: “Nuestro trabajo requiere de mucha dedicación. Eres perfumista las 24 horas del día y necesitas de una concentración y silencio constantes. Muchas veces pesas fórmulas de 60 componentes; vas en el número 59, te equivocas, y debes partir todo de nuevo”.

Durante los primeros años no tenían salas aisladas en la empresa y su labor era más difícil; hoy trabajan con tecnología de punta, cromatógrafos, sistemas de pesajes, y salas aisladas. “Esa realidad inicial parece de otra época y tuvo su magia; fueron 15 años trabajando solo con nariz” cuenta hoy con asombro y nostalgia.   

Y es que se trata de una carrera que tiene a reconocidos exponentes en Europa, donde hay grandes casas de fragancias dedicadas a la creación de esencias. Karen explica:  “aunque en Francia incluso puedes estudiar la carrera de perfumista, que en Sudamérica no existe, no es un camino fácil ni igual para todos, ya que las percepciones olfativas varían de una persona a otra”, lo que ella grafica con un ejemplo simple: “si nos pides a dos perfumistas que desarrollemos una fragancia de manzana y nos entregas las mismas materias primas, yo te puedo asegurar que los dos vamos a hacer un perfume distinto, porque esto es un arte que va muy ligado con tu experiencia de vida y con tu sensibilidad”.

Luego de entrenarse durante todos estos años, Karen ya tiene a su haber varios desarrollos propios que han logrado abrirse camino en distintos países de Latinoamérica. “Levantar los descriptores que te entregan los clientes diría que es uno de los pasos más complejos –dice. Hay que conocer sus gustos y sensibilidades para empatizar con ellos y así llegar al resultado que ellos tienen pensado”.

Esa sensibilidad artística sumada a su trayectoria como perfumista, permitieron a Karen junto a Patricia Muñoz, otra perfumista de Cramer formada por ella misma, llegar a ser reconocidas con el Premio Actualidad Cosmética -en la categoría de “Creación de Perfume Libre”-, que se entrega todos los años en Brasil y que es conocido como los “Óscar de la Perfumería”.

 

EL CAMINO DEL PERFUMISTA

El entrenamiento del lenguaje olfativo requiere de años. Es un proceso que finalmente va mucho más allá del campo laboral y permea todos los aspectos de la vida de un perfumista. “Para llegar a serlo tienes que partir descubriéndote a ti mismo, a tu organismo, tu capacidad olfativa, de memorizar, de descubrir los olores que ya tienes en tu mente; es como hacerte una introspección. Y después viene todo el proceso de conocer las materias primas, cómo huele cada una, descubrirlas en tu casa, en un perfume, en tu día a día. Al final, con el tiempo, empiezas a memorizar un montón de olores en forma consciente y también en forma inconsciente, empiezas a recordar y a reconocer… y un día te ves en el supermercado, comprando cualquier cosa, y lo primero que haces es olerlo, y te das cuenta que estás oliendo todo… o si vas caminado por la calle y pasa alguien con un perfume, tu reconoces sus componentes. Estás siempre clasificando notas, descubriendo descriptores en todas partes, inconscientemente, porque yo creo que esto se transforma en una deformación profesional” comenta la experta.

En el mundo de los perfumistas podemos encontrar dos líneas “el perfumista más técnico, que es el que se apoya mucho en el análisis instrumental a través del Cromatógrafo, con espectro de masa, técnicas de extracciones, etc., y luego hay otro que es el perfumista más creativo”, explica Karen, quien agrega: “nosotros aquí en Cramer tenemos de los dos, hay perfumistas creativos que también pueden operar como técnicos, y eso es muy importante, porque finalmente todo lo que sale de un análisis instrumental tiene que ser ajustado ‘por nariz’ hasta conseguir el equilibrio para una fragancia perfecta”.

LA NARIZ DEL CHILENO

En materia de preferencias “las personas en Chile en general todavía son clásicas y les gustan más bien los aromas que son similares a los que ya existen” cuenta Karen.

“Actualmente yo trabajo con otros creadores, guiándolos, soy ‘nariz evaluadora’, hago lo mismo que un diseñador. Al crear digo: ‘me gustó, pero necesito que lo hagas con más canela, o más cítrico, o la rosa está muy evidente”, explica. Así, como si estuviéramos cambiando el diseño de un vestido, en vez de tela y alfileres, tenemos un abanico de esencias para equilibrar en su justa medida.

Hoy está dedicada al desarrollo de fragancias con alto nivel de tecnología: fragancias encapsuladas, en polvo, resistentes a entornos agresivos, entre muchos otros atributos.

Ante la pregunta: en su opinión, ¿qué debe tener un buen perfume? Karen responde:

El buen perfume es algo subjetivo, depende de cada persona, de lo que las fragancias le evocan a cada uno. Por ello tu sabes que es un perfume bueno para el cliente cuando ves que le genera identificación, sensaciones placenteras y lo estimula.