La mayoría de los cohetes espaciales están diseñados para descomponerse al reingresar a la atmósfera. Sin embargo, los cohetes de la compañía SpaceX están pensados con el fin de soportar la reentrada y lograr aterrizajes verticales.
La compañía ha demostrado sus avances en esta nueva tecnología en un video del último vuelo de prueba de su cohete "Grasshopper" ("Saltamontes").
El aparato se eleva a 325metros, se detiene durante un momento, y desciende, en equilibrio, de vuelta a su plataforma de lanzamiento para lograr un aterrizaje de gran precisión.
Esta prueba se llevó a cabo el pasado 14 de junio (aunque el video fue publicado el 5 de julio).
Nueva prueba de cohete Grasshopper
Nueva prueba de cohete Grasshopper
Nueva prueba de cohete Grasshopper
El cohete ha demostrado que puede despegar y flotar con éxito, permitiendo un despegue y un aterrizaje vertical, avanzando en la tecnología que se requiere para enviar con éxito un cohete al espacio y traerlo de vuelta a la Tierra.
El Grasshopper está equipado con un tanque de cohete Falcon 9, una estructura de soporte de acero, cuatro patas de aterrizaje de aluminio y un motor Merlin 1D.
SpaceX está trabajando además en un conjunto de patas de aterrizaje retráctil, para reemplazar a los fijos de aluminio que utiliza actualmente para posarse.
Una innovación que puede ser el futuro próximo de los vehículos espaciales.