Michael Farrell, director del Laboratorio de Rápida Respuesta al Bioterrorismo estadounidense, renunció luego de que su equipo manipulara de manera extremadamente peligrosa muestras activas de ántrax.
El recinto científico, que pertenece al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su nombre en inglés) del país norteamericano, usó un método no aprobado para desactivar las ésporas de la bacteria.
Además de dicha falta al protocolo, el laboratorio aumentó el riesgo de contagio al enviar las muestras potencialmente peligrosas a otros centros de estudio, los cuales no estaban equipados para trabajar con ántrax activo.
Investigaciones posteriores determinaron que, efectivamente, el método de manipulación fue erróneo y habían aún bacterias vivas en los paquetes que enviaron desde Atlanta a otros laboratorios.
El CDC norteamericano declaró que los riesgos de infección son bajos, y que hasta ahora ningún empleado expuesto a las muestras ha mostrado síntomas de contagio.
Estos hechos, sumados al reciente contagio de ébola a un científico en Estados Unidos, causan preocupación en el país del norte respecto a los más de 1.400 centros científicos americanos que investigan bacterias, virus y toxinas.