Parece ser un lazo que incendia, con brillos anaranjados, la constelación de Orión.

Esta nueva y bella imagen entregada por los telescopios instalados en el norte de Chile ha ayudado a entregar nuevos datos sobre la identificación de protoestrellas o uno de los estadios iniciales en la formación estelar.

La fotografía muestra una parte del complejo llamado la Nube Molecular de Orión (El Cazador), donde existe una rica mezcla de brillante nebulosa, estrellas jóvenes calientes y nubes de polvo interestelar frío. Tiene un tamaño de cientos de años luz y se encuentra a unos 1.350 años luz de nosotros.

El brillo anaranjado representa la débil luz que proviene del rango submilimétrico de las nubes de polvo frío y está superpuesta sobre una imagen de la región tomada en luz visible.

La gran nube brillante de la parte superior derecha de la imagen es la conocida Nebulosa de Orión, o Messier 42,  que es fácilmente visible a simple vista. Es la parte más brillante de una enorme región en la que continuamente nacen nuevas estrellas y es el lugar con estas características más cercano a la Tierra.

Las nubes de polvo forman hermosos filamentos, láminas y burbujas como resultado de procesos que incluyen el colapso gravitatorio y el efecto de los vientos estelares. Estos vientos son chorros de gas eyectados desde las atmósferas de las estrellas, que son lo suficientemente potentes para dar a las nubes de su entorno las retorcidas formas que vemos en la imagen.

Esta imagen fue captada por el telescopio APEX (Atacama Pathfinder Experiment), situado a 5.000 metros sobre el nivel del mar, en el Llano de Chajnantor, al norte del país.

Tanto esta fotografía, como otros datos recopilados han servido para que los astrónomos busquen protoestrellas en la región de Orión, identificando al menos 15 objetos que son, probablemente, algunas de las protoestelares más jóvenes encontrados hasta ahora, lo que acerca a los astrónomos al momento en el que la estrella empieza a formarse.