El pasado 1 de abril, un terremoto 8,2 afectó el norte de nuestro país.
Según un análisis publicados por la revista Science y que fue liderado por Sergio Ruiz, del Departamento de Geofísica de la U. de Chile y expertos de Italia, Francia y Reino Unido, el deslizamiento fue calificado como lento y habría comenzado hace al menos seis años.
"La prolongada actividad sísmica previa al terremoto de abril pasado fue parte de lo que se denomina un deslizamiento lento, esto es una ocurrencia similar a un terremoto pero que libera su energía a lo largo de meses o aún años", dice Ruiz.
Los investigadores llegaron a esta conclusión tras recolectar datos continuos de geoposicionamiento satelital (GPS) de estaciones locales, con los que lograron calcular el movimiento del suelo en alta resolución durante los meses previos al terremoto de abril, de esta forma reconstruyeron una secuencia de acontecimientos que comenzaron en enero, a los que se sumó el sismo de 6,7 grados en marzo.
"En un terremoto lento el deslizamiento es tan suave que las personas no lo sentimos, pero fuimos capaces de seguirlo con GPS y darnos cuenta de que en la zona hubo uno, que duró mucho tiempo, probablemente décadas, y que en las semanas previas al terremoto (el deslizamiento) comenzó a acelerarse”, explica Sergio Ruiz.
Otro de los sismólogos que participaron en el estudio, Raúl Madariaga de la Escuela Normal Superior de París, explica que el movimiento lento que registraron los GPS se encontraba en la misma zona en la que se produjo el terremoto principal, agregaron que de conocer antes esta situación "quizás hubiéramos podido saber dónde se iba a producir el terremoto".
La metodología utilizada comprueba la necesidad de tener estos dispositivos en todo el país, "con un par más que pudiéramos registrar adecuadamente, podríamos ver si esta observación es una característica propia de los terremotos de este tipo en el país. Si fuera así, sería un buen indicador para poder estimar si en alguna zona va a ocurrir o no un terremoto”, finalizó Ruiz.