La serpiente pitón que engulló a un cocodrilo australiano en el lago Moondarra, en el estado de Queensland, tardará al menos dos semanas en poder moverse y volver a deslizarse. Mientras digiere al enorme reptil, no se puede mover, y está expuesta a ataques de otros depredadores, como los dingos.
Además, según los expertos, tardará tres semanas en defecar una bola de calcio, después de haber absorbido las grasas y las proteínas del cocodrilo y de haberse deshecho del exceso de minerales y otras sustancias.
La parte positiva es que va a poder estar sin preocuparse por la comida durante los próximos dos meses, tal y como apuntó Bryan Fry, experto en reptiles en la cadena británica BBC.
"Una serpiente puede engullir a un cocodrilo sin problema. Obviamente, entraña más peligros que si se tratara de una rata. Pero puede manejar la situación", aseguró. "Las serpientes pueden detectar cuándo se ha parado el corazón de sus presas o éstas han dejado de respirar, para reservar energía para el proceso de la ingesta".
La cadena británica ha recordado además el caso de una pitón del Parque Nacional de Everglades en Florida en 2005, cuyo cuerpo explotó de manera sorpresiva tras haber engullido un caimán; bien porque el tamaño del reptil fuera demasiado grande o porque alguna parte de éste cortara una arteria de la serpiente.