Para la educadora Paulina Lucía Villaroel Aravena (49 años), la infancia es un etapa crucial en la formación de las personas. El amor y la admiración que siente por los niños y las niñas la llevó a estudiar Educación Parvularia en 1991, y desde entonces, ha trabajado incansablemente por brindar las mejores oportunidades de aprendizaje, especialmente en contextos vulnerables. Su motivación por la formación humana en los primeros años también está ligada al impacto que genera esto a lo largo de toda la vida de una persona. Paulina cree que desde la infancia, las personas se construyen y se transforman y de esta manera, también transforman a sus familias, a su entornos y a su sociedad.
En 1992, en la población Digna Rosa de la comuna de Cerro Navia, fundó el Jardín Infantil Comunidad de Niños Tricahue. La idea de fundarlo se gestó después de realizar su práctica profesional en un establecimiento en la comuna de San Bernardo, la cual pertenecía a una comunidad de religiosas que tenían un centro de ayuda social en una toma de terreno. Aunque las mujeres que trabajaban ahí no contaban con conocimiento profesional, tenían una entrega total por la educación. Presenciar esa pasión le permitió soñar con un proyecto para formar mujeres de la población interesadas en la educación inicial. Un año después, nace su jardín, un proyecto creado junto a pobladores y pobladoras de la comunidad, que hoy está compuesto por un equipo pedagógico de 10 mujeres que además de ser madres, fueron formadas por Paulina.
En el año 1997, se especializó en el método Montessori en el Centro de Estudios Montessori. Desde ese entonces, el propio centro, donde ahora hace clases, le ha brindado becas para la formación de algunas mujeres. Como educadora y directora de su propio jardín infantil, ha logrado, a lo largo de 26 años de trayectoria profesional, grandes resultados que la han convertido a ella y a su proyecto educativo en un modelo a seguir para otros jardines dentro y fuera de su comunidad. También ha servido de inspiración para la creación de otros proyectos, como la Fundación Amigos de Jesús, un proyecto que acoge a niños, niñas y jóvenes con necesidades especiales. Además es co-fundadora de la Red CEC (Red de Centros de Educación Comunitaria), donde desde hace 21 años, participan y comparten experiencias educativas, 14 jardines comunitarios.
En 1992, esta educadora recibió a 20 niños y niñas. Actualmente, trabaja por la educación inicial de 104. Para ella, uno de sus logros más importantes es ver que los niños y niñas que han pasado por su jardín, se han desarrollado profesionalmente y muchos han terminado la educación universitaria en carreras como Derecho, Educación Diferencial, Enfermería, Música y Pedagogía, entre otras. Su gran trayectoria en la educación inicial y el impacto de su labor en toda la comunidad, la convirtieron en una de las cinco finalistas del Global Teacher Prize Chile 2018.