En Chile, el 48% estudiantes de cuarto básico no entiende adecuadamente lo que lee, esto según el SIMCE 2024. Tras la pandemia, los niveles de incomprensión lectora se agudizaron, generando una crisis de aprendizaje lector en la niñez. Frente a este escenario, en 2022, nació Por un Chile que lee, una alianza público-privada que busca revertir el rezago lector y garantizar que leer comprensivamente sea un derecho real desde los primeros años de escolaridad.
El origen de esta iniciativa tiene un propósito claro: que ninguna niña y niño quede atrás en su proceso lector. Para lograrlo, Por un Chile que lee articula a casi un centenar de instituciones pertenecientes a la sociedad civil, la academia, el sector público y el privado, trabajando de manera conjunta en la producción de conocimiento, la formación docente, acompañamiento a las familias y la incidencia en políticas públicas.
Desde su plataforma, la red promueve investigaciones para diagnosticar la realidad del aprendizaje lector en el país, difunde buenas prácticas pedagógicas y fomenta la formación continua e inicial de docentes. Al mismo tiempo, impulsa la incidencia en políticas públicas, buscando que la alfabetización inicial sea reconocida como una prioridad nacional con compromisos concretos en los planes de gobierno, además de generar espacios de encuentro entre educadores, entregar recursos especializados y ofrecer herramientas a las familias para apoyar a sus hijos e hijas en el proceso de aprender a leer.
Tres metas estratégicas para 2025
El trabajo de la red se centra en convertir la alfabetización inicial en una prioridad nacional, asegurando que la enseñanza de la lectura esté presente en los planes de gobierno, en el presupuesto y en las políticas regionales. Esta meta busca que cada niño y niña aprenda a leer comprensivamente antes de terminar segundo básico, con compromisos claros y seguimiento constante.
Paralelamente, Por un Chile que lee pone especial atención en fortalecer la formación continua de docentes, brindando capacitación especializada a mil profesores y profesoras del ciclo básico durante 2025. Esta formación combina seminarios presenciales, talleres, acompañamiento pedagógico y sistemas de evaluación que permiten mejorar la práctica docente y asegurar que cada estudiante reciba un apoyo sólido en su proceso lector.
Al mismo tiempo, la red trabaja para transformar la formación inicial en las facultades de educación, consolidando un curso de didáctica de la lectura y la escritura que actualmente se encuentra en fase piloto en cuatro escuelas de pedagogía. La intención es que quienes egresen de pedagogía básica cuenten con preparación sistemática y basada en evidencia, garantizando que la enseñanza de la lectura y escritura desde los primeros años sea consistente y de calidad en todo el país.
Un trabajo articulado y con sinergia
Por un Chile que lee cuenta con cinco grandes áreas de trabajo entre las que se dividen sus distintas acciones: Incidencia y Políticas Públicas, Formación Docente, Estudios y Diagnóstico, Fomento Lector y Primera Infancia.
La incidencia política es uno de los ejes más visibles de la red. En 2025, la red lidera junto a UNESCO el Compromiso Nacional por el Aprendizaje Lector, que fija como meta que todos los niños y niñas lean comprensivamente antes de terminar segundo básico a más tardar en 2030. Este compromiso busca movilizar autoridades, universidades, sostenedores y comunidades escolares en torno a un objetivo compartido, con seguimiento público y permanente.
Para ello, es necesario también acompañar a las y los docentes, fortaleciendo sus habilidades y estrategias para enseñar y promover la lectura en el aula. Frente a esto, se creó un repositorio de recursos y una red docente para apoyar la labor pedagógica y formar comunidad.
Ahora bien, más allá de las aulas, la red también trabaja por instalar el gusto por leer en la vida cotidiana. Sus iniciativas de fomento lector rescatan el rol de las bibliotecas, promueven el acceso a libros gratuitos y diversificados, y generan campañas que invitan a las familias a disfrutar la lectura como una experiencia compartida.
Por un Chile que lee sabe que superar la crisis de aprendizaje lector requiere constancia y voluntad política. Por eso, cada acción apunta a un horizonte común: un Chile donde niñas, niños y adolescentes lean comprensivamente, disfruten de la lectura y encuentren en ella una herramienta para desplegar todo su potencial.