El sueño de la casa propia cada vez es menos alcanzable, debido a factores económicos como también sociales de las nuevas generación. Esto es respaldado por el incremento de personas y familias que hoy viven en lugares arrendados, más de un 26% de los chilenos, cifra que aumenta en comunas como Santiago Centro, donde el fenómeno alcanza hasta el 72% según cifras del Censo.
Ahora bien, hoy en día el perfil que puede arrendar se representa como adulto y con mayor trayectoria crediticia. Según datos de HomeSpotter, el acceso a crédito hipotecario ha ido cayendo con los años y empujó a más hogares hacia el arriendo; solo 17% con acceso por ingreso en 2025, versus 29% en 2020.
“En este contexto, la edad promedio de quienes cotizan para arrendar se elevó considerablemente, mientras que la compra, solo se ha considerado como una herramienta de inversión”, señala José Ignacio Risso, gerente comercial de HomeSpotter, plataforma chilena de inteligencia inmobiliaria que entrega datos en tiempo real sobre el mercado.
Según el Banco Central de Chile, en la Encuesta de Crédito Bancario del segundo trimestre de 2025, los bancos reportan que los estándares de otorgamiento de crédito para vivienda se mantienen estrictos, y que la demanda más dinámica proviene de personas con mayor estabilidad financiera, lo que suele correlacionarse con mayor edad.
De acuerdo a un estudio de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) una familia de ingresos promedio necesita ahorrar más de 11 años para comprar una propiedad. Mientras, en 2003, el periodo de ahorro era de 4 años.
Deudas de tarjetas de créditos en joven disminuye posibilidad de la casa propia
De acuerdo al experto, la disminución de posibilidades en jóvenes, también se debe a sus prioridades. Si bien, el aumento del costo de la vida ha sido un factor determinante, también es cierto que estos últimos tienen una alta capacidad de deuda, sólo que no la utilizan para proyectos a largo plazo.
Bajo ese contexto, desde HomeSpotter, afirman que el riesgo más frecuente es de “consumo/retail” y tarjetas, más que hipotecario, “esto refleja que las deudas que más se repiten en boletines comerciales o temas así, son los de tarjetas de crédito y morosidades en cuotas de créditos de consumo en jóvenes”, enfatiza Risso.
“Algunos factores que explican que los jóvenes destaquen en los niveles de deuda, son el acceso temprano a instrumentos como cuentas corrientes o tarjetas de crédito, desde la universidad. Además, la baja educación financiera impulsa fuertemente el consumo y la poca alocación de activos en instrumentos de inversión. Temas macroeconómicos como el aumento de tasas e inflación hacen que el costo de vida aumente y esto también empuja al endeudamiento”, señala.
Frente a ello, afirma, la demanda de arriendo crece (más hogares se ven imposibilitados de acceder a un crédito hipotecario), presionando costos y requisitos. Dicho lo anterior, también va a depender del sector, sin embargo, cada vez incrementan más las exigencias por parte de los propietarios por lo tanto empuja a la industria a tener disponible información más rápida para poder cubrir las necesidades del mercado.
“Para equilibrar la necesidad de acceso con la gestión responsable del riesgo, lo que siempre se recomienda es tener una pre-evaluación estandarizada: usar informes comerciales con deudas CMF, causas judiciales y activos para todos los postulantes; deja rastro auditable y decisiones consistentes. De esta manera, podrás tener claro quién es la persona a quien le estás arrendando tu propiedad”, asegura.
Para finalizar, sostiene que por parte del arrendador también es importante entregar transparencia al postulante: explicar criterios y alternativas, como seguro o aval, ya que mejora la conversión sin relajar controles.