Eduardo Labarca, prefecto en retiro de la Policía de Investigaciones y consultor en seguridad, hizo una radiografía de la violencia que vive Chile respecto a la crisis de seguridad, asegurando que "el nivel de violencia en Chile tuvo un antes y un después con la llegada de delincuentes extranjeros".
Según dijo en entrevista con 24 Horas, estas agrupaciones extranjeras, como el Tren de Aragua, "tienen jefes a nivel nacional o territorial, tomando posesión de una ciudad".
Labarca señaló que las bandas chilenas se dedican principalmente al tráfico de drogas, pero estas agrupaciones aluden "al ámbito total de los delitos. Hacen posesión total del territorio, mediante el tráfico de drogas, extorsión y otros".
"Toman control delictivo de una comuna o ciudad usando todo el espectro delictual a punta de violencia, imperando la cultura de la muerte dentro de ese entorno. Se adueñan del lugar con violencia, muerte y casos casos como el descuartizado de Santiago, consistente en muertes bastante complicados que en Chile no se veían", manifestó.
LA LLEGADA A CHILE DE LA "CULTURA DE LA MUERTE"
El experto manifestó que "este tipo de organizaciones implica un alto nivel de inteligencia".
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De acuerdo a lo manifestado, hace 10 años empezaron a llegar a Chile como una forma de ver las condiciones del país para expandir su criminalidad, específicamente, "para ver una avanzada delictual, cómo eran las leyes y si se podían establecer".
"EL NIVEL DE VIOLENCIA CAMBIÓ CON LA LLEGADA DE DELINCUENTES EXTRANJEROS"
Labarca enfatizó que "las bandas chilenas han tenido que nivelarse hacia arriba", respecto a cómo han tenido que enfrentar la lelgada de agrupaciones foráneas.
Asimismo, remarcó que el sistema judicial chileno tiende a ser más "garantista" en comparación al resto de Sudamérica, subrayando que "una cosa es que estas bandas estén identificadas, pero otra distinta es tener el 1005 de las pruebas para llevarlos a juicio".
No obstante, afirmó que, "en mis 32 años en que estuve en la PDI, puedo decir claramente por mi experiencia que el nivel de violencia en Chile tuvo un antes y un después con la llegada de delincuentes extranjeros".
"No tenemos que estaigmatizar, pero efectivamente no podemos negar que la llegada de delincuencia extranjera ha traido esta nueva forma de delinquir y esta cultura de la muerte", añadió.
De hecho, narró cómo hace 15 años participó de una reunión con autoridades colombianas, quienes le aseguraron "cuando repartan cabezas y manos por las ciudad llegarán al nivel de violencia en Bogotá".