La Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco) anunció este miércoles que decidió mantener "la suspensión voluntaria de sus actividades iniciada el lunes" tras un nuevo pico de contaminación en la bahía de Quintero y Puchuncaví que intoxicó a un centenar de personas y obligó paralizar la vida en esta "zona de sacrificio ambiental".
En un comunicado difundido a los medios, la minera aseguró que "la División Ventanas de Codelco implementó de forma inmediata las medidas establecidas por la Superintendencia del Medio Ambiente en su resolución dictada el Marte en relación al episodio ambiental del pasado lunes".
"Para asegurar la correcta implementación de las medidas, esta operación industrial mantendrá la suspensión voluntaria de las faenas, las que se encuentran detenidas desde el mismo lunes, adelantando mantenciones programadas. Con esta decisión, la compañía prioriza su compromiso con la salud y bienestar con la comunidad de Quintero y Puchuncaví", agregó.
Según el documento, la empresa espera que durante este impás "se esclarezcan las responsabilidades tras las intoxicaciones que han afectado a los habitantes de la zona en los últimos días".
"Teniendo presente que, el 6 de junio, en los horarios en que aquellas se produjeron, las estaciones de calidad del aire registraron parámetros normales de las concentraciones de dióxido de azufre (SO2), y posterior a ello, la fundición se ha mantenido detenida, sin generar emisiones", justificó.
El comunicado se difundió horas después de que Marco Morales, alcalde de la localidad costera de Puchuncaví, una de las "zonas de sacrificio ambiental" de Chile, abandonadas al deterioro industrial y la contaminación, pidió hoy un mecanismo que obligue a parar de la actividad industrial cuando se dispare la contaminación y se produzcan episodios de intoxicación como el del lunes, que obligó a cerrar las escuelas.
Los niveles de dióxido de azufre se quintuplicaron ese día afectando a unas cien personas, la mitad de ellas escolares, que según responsables de Salud de la región de Valparaíso, presentaron sintomatología asociada a cefalea, picor en ojos y garganta, además de nauseas.
El alza obligó a las autoridades locales a decretar la emergencia ambiental y al Ministerio de Medio Ambiente, uno de los prioritarios para el nuevo Gobierno, a anunciar medidas preventivas.
Morales apuntó, también a los gestores de la industria, a los que acusó de mentir y maniobrar para no reducir las emisiones, y propuso tres ejes de acción concretos e inmediatos.
"Aplicar por 48 horas la paralización de los procesos productivos del cordón industrial cuando ocurre un peak de contaminación, cambiar la normativa existente, puesto que no pueden seguir midiendo solamente tres elementos; dióxido de azufre, óxido de nitrógeno y los materiales particulados MP10, porque eso significa que quedan otras 14 empresas del cordón industrial sin medición alguna", explicó.
Y un mecanismo que permita a las autoridades anticiparse y evitar que siga el deterioro de esta área, que en 1958 el Gobierno chileno decidió transformar en un polo industrial que hoy alberga cuatro termoeléctricas a carbón y refinerías de crudo y cobre, relegando la agricultura y la pesca tradicional.
Medio siglo después, sus cerca de 50.000 habitantes respiran a diario gases que emiten 16 industrias, que además vierten residuos que envenenan tanto la bahía como el Océano Pacífico.