Un equipo interdisciplinario de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) está desarrollando un innovador sistema de monitoreo continuo de pesos vehiculares a través de sensores de fibra óptica, tecnología que busca transformar la gestión y mantención de la infraestructura vial en Chile.
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El proyecto, denominado CWIM (Continuous Weigh-in-Motion), es liderado por Rodrigo Delgadillo (Departamento de Obras Civiles), junto a Marcelo Soto (Departamento de Electrónica y AC3E), Ramiro Bazáez (especialista en puentes), además de los académicos Rafael Mena (Ingeniería Mecánica) y Gabriel García (Obras Civiles).
La iniciativa fue financiada por un fondo Idea I+D 2025 de ANID, y apunta a enfrentar uno de los principales problemas de las carreteras chilenas: el deterioro prematuro causado por vehículos con sobrepeso.
Tecnología que multiplica el alcance del monitoreo
A diferencia de las actuales 14 estaciones de pesaje distribuidas en puntos específicos del país, esta tecnología permite instalar fibra óptica en largos tramos de pavimento y puentes, midiendo deformaciones para estimar en tiempo real el peso de los vehículos que circulan.
“Podemos instrumentar el pavimento con fibra óptica en muchos kilómetros y con eso identificar lugares específicos donde circulan vehículos con sobrepeso”, explicó el profesor Delgadillo.
El sistema utiliza sensores acústicos distribuidos en fibra óptica, capaces de detectar vibraciones mecánicas con una resolución de metros o incluso centímetros. Esto permite cubrir hasta 100 kilómetros de extensión con un solo sensor, detalló Soto.
Aplicación en puentes y durabilidad de la infraestructura
El académico Ramiro Bazáez subrayó que el sobrepeso vehicular es una de las principales causas de colapso de puentes en el mundo, reduciendo su vida útil, que debería ser de 75 a 100 años.
La implementación de este sistema podría prevenir daños estructurales y alargar la durabilidad de caminos y puentes. “Para las concesionarias, un mejor control de pesos significará menos costos de mantenimiento y, en consecuencia, beneficios para toda la ciudadanía”, señaló Delgadillo.
Impacto económico y social
Aunque el costo inicial de un interrogador acústico de fibra óptica puede superar los 100.000 dólares, el ahorro en mantención de infraestructura lo convierte en una inversión competitiva. El sistema alcanza un costo cercano a 10 dólares por punto de monitoreo, gracias a la densidad de datos obtenidos por cada fibra.
“Al final, los que pagamos los caminos somos todos los usuarios, a través de impuestos o peajes. Si reducimos el deterioro, esos recursos pueden destinarse a hospitales o escuelas”, agregó Delgadillo.
Proyección internacional
El proyecto, único en su tipo a nivel global, se desarrolla en colaboración con la Dirección General de Concesiones del MOP, el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI) y la concesionaria ISA Intervial. El equipo proyecta pruebas en terreno una vez finalizada la etapa de laboratorio.