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Criaturas supergigantes ocultas podrían dominar la mitad del océano

Un anfípodo de 34 centímetros domina silenciosamente el 59% de los océanos del mundo desde profundidades de hasta 8.931 metros, redefiniendo lo que sabemos sobre la vida abisal.

24horas.cl

Deutsche Welle

Miércoles 28 de mayo de 2025

Es probable que nunca hayas oído hablar de la Alicella gigantea, y mucho menos que la hayas visto. Sin embargo, este extraño crustáceo de aspecto fantasmal podría ser uno de los habitantes más exitosos de nuestro planeta, según revela un reciente estudio de la Universidad de Australia Occidental que ha revelado una sorprendente verdad: este anfípodo no es raro en absoluto. 

Tras analizar casi 200 registros de la especie de 75 ubicaciones diferentes en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico, los investigadores llegaron a una conclusión asombrosa al descubrir que esta criatura habita el 59 % de los océanos del mundo.

Este descubrimiento contradice más de un siglo de percepciones científicas. Desde que fue descrito por primera vez en 1899, según reporta IFL Science, los científicos consideraron a esta criatura como una rareza de las profundidades. Los avistamientos eran tan infrecuentes que parecía confirmar su escasez. De hecho, cuando fue filmado por primera vez en la década de 1970 en el Pacífico Norte, no se registraron más ejemplares durante casi dos décadas.

Esta aparente rareza llevó a los científicos a conclusiones equivocadas. "Históricamente, se ha muestreado u observado con poca frecuencia en relación con otros anfípodos de aguas profundas, lo que sugería bajas densidades de población", explica la bióloga molecular marina Paige Maroni en un comunicado de la Universidad de Australia Occidental. Ahora sabemos que el problema no era que la especie fuera escasa, sino que vivía en lugares prácticamente inaccesibles para nosotros.

Características de una criatura extraordinaria

Este "anfípodo supergigante" es básicamente un camarón pálido de proporciones extraordinarias. Mientras que la mayoría de otros anfípodos –un orden de crustáceos que incluye a las cochinillas– son más pequeños que la punta de un dedo, A. gigantea puede alcanzar hasta 34 centímetros de longitud, según reporta Science Alert. Es el anfípodo más grande conocido por la ciencia. 

Esta especie habita en las zonas más inhóspitas del planeta: las profundidades abisales, entre 3.890 y 8.931 metros bajo la superficie del océano, según el comunicado. A esas profundidades, la oscuridad es absoluta, las temperaturas son gélidas y la presión del agua es aplastante. Sin embargo, estas criaturas no solo sobreviven, sino que prosperan en este ambiente extremo.

Su éxito evolutivo no es casualidad. Un estudio de 2021 reveló que poseen una colección única de genes relacionados con la conservación de energía, la resistencia al hambre y procesos celulares que toleran la presión extrema. Incluso su gigantesco tamaño –resultado de marcadores genéticos específicos, incluido un gen llamado aPKC relacionado también con el gigantismo en mamíferos, según IFL Science– parece ser una adaptación perfectamente calibrada que les permite almacenar más recursos y sobrevivir largos períodos sin alimento.

Su falta de pigmentación, bastante inusual para un anfípodo, también juega a su favor: sugiere que no tienen depredadores importantes en las profundidades, lo que facilita su amplia distribución.

Océanos inexplorados: lo que nos enseña este crustáceo abismal

Este descubrimiento pone de manifiesto otra realidad: conocemos muy poco sobre lo que habita en las profundidades oceánicas. Según un estudio reciente, los humanos han observado menos del 0,001 % del fondo marino profundo, y la exploración de las profundidades sigue siendo mínima debido a las condiciones extremas.

Como señaló la autora del estudio del fondo marino, marina Katy Croff Bell: "Necesitamos conocer mucho mejor los ecosistemas y procesos de las profundidades oceánicas para tomar decisiones informadas sobre la gestión y conservación de los recursos".

Editado por Felipe Espinosa Wang con información de la Universidad de Australia Occidental,  IFL Science, Science Alert y The Independent.

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