Había expectación mundial.
Este lunes, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, comparecía al fin frente a los medios tras varios días de silencio en medio de un aluvión de informaciones sobre su implicación en un supuesto caso de corrupción.
El formato no era el más adecuado, ya que se trataba de una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro polaco, Donald Tusk, de visita en España.
Tradicionalmente, en este tipo de comparecencias, se permiten cuatro preguntas: las dos primeras por deferencia a la prensa que acompaña al mandatario visitante y las otras dos para la prensa local, que esperaba ansiosa el momento de poder preguntar a Rajoy por las acusaciones sobre financiación ilegal y pago de sobresueldos en su formación política, el Partido Popular (PP).
Tras las dos preguntas de rigor de los informadores polacos, llegó el turno de los españoles.
Y ahí fue donde surgió el escándalo, ya que el primer elegido fue el representante del diario ABC, el periodista Mariano Calleja, saltándose el pacto que habían alcanzado los propios periodistas y que contemplaba que la cuestión correría a cargo del diario El Mundo, punta de lanza de las revelaciones sobre el escándalo en las últimas semanas. La segunda fue formulada por la agencia Efe.
Pero no quedó aquí la sorpresa de los presentes, ya que el hecho de que Rajoy leyera su respuesta -afirmando que el "estado de derecho no estaba para chantajes" y que continuaría con el mandato-, despertó al momento sospechas de que la intervención estaba pactada de antemano.
En un duro artículo subido a la página web de El Mundo minutos después de impasse, Marisa Cruz (reportera que debía haber hecho la pregunta), acusó al Palacio de La Moncloa de "saltarse el turno de preguntas habituales de los periodistas para dar directamente la palabra al diario ABC con una cuestión 'precocinada' y ofrecer así la oportunidad de que el presidente del Gobierno diese su versión de los hechos sin matices. Rajoy respondía echando mano de notas escritas desde su atril".
Asimismo, aseguró que "al término de la comparecencia, cuando los periodistas se han dirigido al representante de ABC para encontrar una explicación a su pregunta, éste ha detallado que había recibido una llamada previa de su director, Bieito Rubido, dictándole el texto que debía formular a Rajoy y que simplemente se había limitado a ello".
No obstante, a través de su cuenta de Twitter (@bieitorubido), el director del centenario diario monárquico señaló que "alguien que se denomine periodista puede demostrar todas las calumnias que se están diciendo. Aquí sólo hay un pacto, El Mundo con (Luis) Bárcenas", en referencia a la gran cantidad de exclusivas que está publicando este rotativo sobre el caso gracias al ahora encarcelado ex tesorero del PP.
Agregó, además que "en primer lugar más respeto a quienes ejercen su profesión en un país libre. En segundo lugar: nosotros no amañamos (pactamos) nada. En 3º lugar:¿alguien q tenga experiencia en periodismo le extraña que un director dé indicaciones a un redactor? Ya se sabe que PJ (Pedro J. Ramírez, director de El Mundo) no lo hace".
Por su parte, el mismo Calleja también quiso salir al paso de las acusaciones señalando que "algunos compañeros han dirigido acusaciones, sin ningún rigor, contra este periódico, por la supuesta ruptura de un pacto en el que ABC no quiso participar y tampoco fue invitado a ello en ningún momento".
Una vez culminada la conferencia de prensa, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, pidió disculpas por lo ocurrido y señaló que todo se había tratado de un error.