La Administración del presidente de EE.UU., Donald Trump, habría autorizado a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) realizar operaciones letales en Venezuela así como en el Caribe, en un incremento de sus acciones contra el Gobierno de Nicolás Maduro, con miras a derrocarlo, informó este miércoles el periódico The New York Times.
De acuerdo con el diario, que cita como fuentes a funcionarios estadounidenses, la CIA podría tomar acciones encubiertas contra Maduro o su Ejecutivo, ya sea unilateralmente o en conjunto como parte de una operación militar más amplia.
No obstante, se desconoce aún si la agencia está ya planeando alguna acción o si están concebidas como un plan de contingencia.
Esta noticia se produce en un momento en que el Ejército estadounidense está "planeando una posible escalada, diseñando alternativas para que el presidente Trump las considere, incluidos ataques dentro de Venezuela", destaca el rotativo.
EE.UU. ha atacado diversas embarcaciones -que Washington asegura transportaban drogas- en costas internacionales cerca de Venezuela, operativos que han costado la vida a aproximadamente una treintena de personas.
El país norteamericano tiene, en este momento, 10.000 soldados en la región, la mayoría en bases en Puerto Rico, así como un contingente de infantes de Marina en buques de asalto anfibio. En total, cuenta con ocho embarcaciones de guerra y un submarino en el Caribe.
The New York Times recuerda que la CIA ha tenido "desde hace mucho tiempo autoridad para trabajar con los Gobiernos de América Latina en temas de seguridad e intercambio de inteligencia", que lo han llevado a colaborar con México en acciones contra los carteles de las drogas, pero ello incluye realizar operaciones letales directas.
A inicios de este mes, Trump ordenó cortar las relaciones diplomáticas con Venezuela tras un intento de explorar posibles negociaciones a la crisis política del país caribeño.
El pasado agosto, EE.UU. ofreció 50 millones de dólares por información que condujera al arresto y condena de Maduro por cargos de tráfico de drogas.
En 2020, Washington lo había acusado, durante la primera presidencia de Trump, por delitos de narcotráfico y terrorismo, y en enero de 2025, la actual Administración aumentó la recompensa por su captura a 25 millones de dólares, que luego duplicó.