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¿Por qué nos tiene que interesar la visita de Obama a Cuba?

Más allá del hito histórico, el viaje del presidente de Estados Unidos a La Habana supone una señal también para el resto de los países latinoamericanos.

Carmen Aguilar

Miércoles 16 de marzo de 2016

La foto dará la vuelta al mundo. El titular se destacará en portada. Y los focos de miles de cámaras transmitirán en directo un hito histórico, que (quién lo duda) se convertirá rápidamente en Trending Topic.

El próximo 21 y 22 de marzo, Barack Obama será el primer presidente de Estados Unidos en el cargo en pisar suelo cubano desde 1928, tres décadas antes de la ruptura de las relaciones estatales y el establecimiento del embargo. El último mandatario en visitar La Habana fue Coolidge, cuando las relaciones entre ambos países eran más que fraternales.

Cronología: Cuba en el siglo XX

 

La imagen en sí misma (o los millones de galerías y vídeos que se generarán) tendrá valor histórico; primera razón que responde al titular de esta nota.

"Es un símbolo del dinamismo de la política exterior de Obama", dice el profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile Gilberto Aranda. Pero el presidente deberá "reunirse con la oposición cubana para fortalecerla y legitimarla", señala el Magíster en Estudios Internacionales Emilio Ugarte, si no quiere quedarse en la 'mera foto'.

Existe, sin embargo, una segunda lectura de la visita. "Es una señal de que Estados Unidos se preocupa por los asuntos latinoamericanos, empezando por el Caribe", señala Ugarte.

"Fija sus ojos en América Latina, tras décadas de ocupar un rol secundario", apunta también Aranda, está "presto a recuperar espacios de influencia".

PERO, ¿POR QUÉ AHORA?

Obama terminará su mandato en noviembre de 2016. Raúl Castro anunció que dejará el cargo en 2018. Fechas límite para ambos mandatarios, cuyas negociaciones comenzaron en junio de 2013 con el Papa Francisco como mediador y facilitadas por Canadá.

"Es importante el legado, pero también mostrar un resultado en política exterior", señala Ugarte refiriéndose a Obama. "No hay que olvidar que las relaciones internacionales también están dirigidas a un consumo interno", señala. La visita incomoda a los republicanos y "les obliga a tomar partido", en un contexto electoral.

"Ambos ganan", concluye Aranda. "Cuba encuentra aire en un momento en el que el precio de los recursos naturales cae y Venezuela no puede ayudarles tanto como antes", explica. Una mejora económica y una forma de "legitimar la revolución", añade Ugarte.

¿QUÉ AVANCES SALDRÁN DE LA VISITA?

Ambos analistas se muestran cautos. A corto plazo no esperan grandes anuncios. A fin y al cabo, son 55 años de enemistad.

 

El cierre de la cárcel de Guantánamo y su devolución al Estado cubano, el fin del embargo a la isla y el respeto a los Derechos Humanos por parte del régimen de Castro son los puntos más conflictivos.

Según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), en enero se registraron 1.414 detenciones por motivos políticos, una de las cifras mensuales más altas de la última década.

¿Y SI GANAN LOS REPUBLICANOS?

De sendas conversaciones con los analistas se deduce que el proceso será largo y no estará listo para cuando Obama deje la Casa Blanca. Además, uno de los componentes fundamentales para el deshielo radica en la voluntad política. Entonces, ¿corre peligro la normalización con una victoria republicana?

 "A Estados Unidos no le conviene un retroceso, porque minaría su confianza en la región", señala Emilio Ugarte. Sin embargo, Gilberto Aranda matiza que una presidencia de Trump podría cambiar el tono. "La profundidad de los acuerdos es difícil de derribar, pero sí se podría ver afectado el diálogo", concluye.

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