Hasta un 30% de las mujeres desarrollará algún tipo de alopecia a lo largo de su vida. El efluvio telógeno, una caída temporal y reversible del cabello, se ha vuelto más frecuente y suele aparecer tras estrés, cambios hormonales, enfermedades o el uso de ciertos fármacos.
Cada vez más mujeres consultan por una caída repentina y abundante del cabello. En muchos casos, el diagnóstico corresponde al efluvio telógeno, una condición que provoca una pérdida difusa del pelo en todo el cuero cabelludo y que puede aparecer semanas o meses después de un evento desencadenante.
“El efluvio telógeno se diferencia de la alopecia androgénica porque no destruye el folículo capilar”, explica el doctor Nicolás Herrera, especialista en implante capilar de Clínica Témpora. “Es un proceso reversible: cuando se identifica y corrige la causa, el crecimiento del cabello se normaliza en un período de entre seis y nueve meses”, agrega.
Entre los principales factores que pueden desencadenarlo se encuentran el embarazo, estrés intenso, dietas muy restrictivas, enfermedades sistémicas y el uso de ciertos medicamentos.
Existen señales tempranas que pueden alertar sobre un efluvio inminente: sensación de pelo más fino o débil, aumento de cabellos en la ducha o la almohada, disminución del volumen al peinarse o picazón del cuero cabelludo. “Una evaluación temprana con un dermatólogo y exámenes básicos como ferritina, TSH, vitamina D y proteínas puede prevenir que la caída se haga evidente”, señala el doctor Herrera.
“El estrés crónico eleva el cortisol y afecta la nutrición y el flujo sanguíneo del folículo capilar”, añade el especialista. “Esto puede favorecer un efluvio telógeno y agravar otros tipos de alopecia”, consigna además.
Para prevenirlo, el doctor Herrera recomienda una alimentación equilibrada, descanso adecuado, manejo del estrés y cuidado del cabello evitando calor y químicos agresivos. En cuanto a terapias como plasma rico en plaquetas o células madre, aclara que pueden ser útiles en algunos casos, pero no son imprescindibles.
“El mensaje más importante es no alarmarse ni automedicarse. En la mayoría de los casos, el cabello vuelve a crecer una vez que se corrige el origen del problema”, concluye el Dr. Herrera.