Si entrenas con regularidad, es probable que sientas hambre a todas horas, pero especialmente después de una sesión intensa. Sin embargo, dejarse llevar por el impulso y comer sin elegir bien los alimentos puede arruinar parte del esfuerzo realizado.
Para entender por qué aumenta el apetito tras ejercitarse, los expertos explican que este fenómeno –conocido como "anorexia del ejercicio"– ocurre porque el cuerpo eleva su temperatura, acelera el metabolismo y desvía el flujo sanguíneo hacia las zonas que más lo necesitan, afectando temporalmente la sensación de hambre.
Según Heather Leidy, investigadora nutricional de la Universidad de Texas, esa sensación puede durar varias horas, pero es fundamental reponer energías de manera adecuada y en un tiempo prudente.
Qué comer y el momento clave para recuperar energías
Jorge Pizarro, gerente técnico de Smart Fit y magíster en Rendimiento Deportivo, recomendó ingerir carbohidratos y proteínas –preferiblemente de lenta absorción– entre 30 y 60 minutos después de entrenar.
"Se debe hacer en un período de tiempo adecuado, entre 30 y 60 minutos después, cuando el cuerpo es más sensible al consumo y a la absorción de estos nutrientes; así ayudamos a recuperar la musculatura y la energía que se perdió", aseguró.
En esta línea, lo recomendable es consumir entre 25 y 35 gramos de proteína de alta calidad tras el entrenamiento y algunas buenas opciones son: pollo, huevos, pescado, mariscos, ternera y leche.
Además, se sugiere acompañar las proteínas con una cantidad similar de hidratos de carbono y en caso de haber sudado mucho, se pueden incluir frutos secos –como almendras o nueces– puede ayudar a recuperar minerales.
Sumado a esto, es primordial no olvidar la hidratación: beber al menos dos vasos grandes de agua para reponer líquidos.
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