Las vacaciones suelen disminuir la supervisión adulta mientras aumenta el uso autónomo de internet, lo que deja a muchos estudiantes sin contención emocional. Este escenario se cruza con datos escolares recientes: un 39% cree que una víctima de maltrato siente miedo de asistir y un 10% vincula ese maltrato a ideación suicida, lo que representa una alerta directa para equipos de convivencia y salud mental.
“Muchos niños atraviesan cambios emocionales que pasan desapercibidos para los adultos. El maltrato y la exposición digital pueden escalar rápido si no se detectan a tiempo”, sostuvo Mari Navarro, especialista en innovación en Salud Digital y CEO de Edumokia.
La normativa chilena, como la Ley 20.536 y las directrices del MINEDUC, exige protocolos claros de derivación cuando existe riesgo vital. Herramientas como Edumokia School permiten agilizar la detección temprana en cursos con mayor vulnerabilidad, reduciendo tiempos y facilitando la activación oportuna de redes de apoyo.
El maltrato también adopta nuevas formas. El 24% de los estudiantes cree que quienes piensan distinto a la mayoría son los más maltratados, seguido por un 17% que identifica discriminación por peso. Esto refleja un cambio sociocultural donde la intolerancia ideológica gana terreno, tensionando el cumplimiento de normas como la Ley Zamudio y el Plan de Formación Ciudadana.
En el ámbito digital, un 52% ha visto o compartido contenidos burlescos contra compañeros. La violencia digital se normaliza, mientras los riesgos aumentan fuera del aula. Normativas como la Circular 482 exigen a los colegios actuar también ante hechos online cuando afectan la convivencia, reforzando la necesidad de involucrar a las familias.
Un 41% de los estudiantes señala que la mala convivencia se origina por falta de respeto a normas y diálogo, pero solo un 20% percibe aplicación efectiva de medidas disciplinarias. Esta brecha impacta la confianza en la escuela y desincentiva la denuncia, pese a los mandatos de la Ley de Inclusión y el debido proceso.
“Las familias enfrentan más riesgos y menos herramientas para acompañar a sus hijos. Muchos niños no expresan lo que sienten y eso dificulta la contención. Con información temprana, los padres pueden intervenir antes y evitar que el problema avance”, concluyó Navarro.
Frente a un verano con mayor exposición digital y señales emocionales críticas, la prevención no puede esperar al regreso a clases. Tecnologías como Edumokia ayudan a monitorear el clima emocional, identificar riesgos en tiempo real y entregar información útil a docentes y equipos psicosociales. Esto permite actuar antes, contener mejor y preparar un retorno más seguro para toda la comunidad educativa.