Una polémica estrategia está salvando vidas. Científicos revelaron que el descorne de rinocerontes en reservas del norte de Sudáfrica logró disminuir en un 78% la caza furtiva entre 2017 y 2023. La medida, si bien efectiva, ha generado un intenso debate entre defensores de los animales y expertos en conservación.
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La investigación, publicada en la revista Science, se enfocó en el Parque Nacional Kruger y sus alrededores, hogar del 25% de los rinocerontes del mundo. La técnica consiste en cortar sus cuernos cada uno o dos años para disuadir a los cazadores ilegales, quienes trafican con ellos especialmente hacia Asia, donde son utilizados en medicina tradicional.
“Tener un cuerno es parte de la esencia de un rinoceronte, pero quitarlo ha salvado cientos de vidas”, explicó Tim Kuiper, autor principal del estudio.
Efectiva pero polémica
El estudio comparó 11 reservas: ocho con rinocerontes descornados y tres sin intervenir. Los resultados fueron claros: donde se aplicó el procedimiento, la caza furtiva cayó drásticamente. Sin embargo, la técnica, que implica sedar al animal y cortar su cuerno con motosierra; ha sido cuestionada por su impacto en el bienestar animal.
Algunos expertos advierten que los cuernos cumplen funciones esenciales: defensa, alimentación y competencia territorial. No obstante, no se han reportado efectos negativos significativos en la reproducción ni mortalidad de los rinocerontes tras el procedimiento.
“El descorne es hoy más rápido, menos invasivo y causa mínima angustia”, destacó la investigadora Vanessa Duthe.
No basta con cortar el cuerno
Pese a su efectividad, el descorne no es una solución definitiva. Kuiper lo considera una medida temporal, que debe ir acompañada de mayor fiscalización, apoyo a guardaparques y tecnologías de monitoreo.
A la fecha, el número de rinocerontes blancos ronda los 17.500, y el de rinocerontes negros, apenas 6.500. La población de estos últimos se desplomó drásticamente desde los años 70, cuando eran más de 70.000. Desde entonces, la lucha contra la caza ilegal no ha cesado.
“No podemos depender solo de una solución. Se necesita una estrategia global para proteger a estas especies de la extinción”, concluyó Kuiper.