Los residuos plásticos podrían triplicarse para 2060, causando un daño irreparable a la salud humana, la biodiversidad marina y la economía mundial. Con ese escenario en el horizonte, más de 170 países se reúnen en Ginebra, sede de la ONU, para negociar un tratado internacional jurídicamente vinculante que permita reducir la contaminación plástica desde su origen.
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El encuentro es liderado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el marco del Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación Plástica, tras una resolución adoptada en 2022 para crear un instrumento global en un plazo de dos años.
“No reciclaremos para resolver la crisis de la contaminación por plásticos: necesitamos una transformación sistémica hacia una economía circular”, afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
Un problema global que afecta la salud, los océanos y la economía
Entre los productos más contaminantes destacan los plásticos de un sólo uso como popotes, bolsas, vasos y cosméticos con microesferas, que terminan en océanos, ríos y vertederos. Los científicos alertan que se han encontrado partículas de plástico en la sangre, pulmones y placenta humanas.
Un estudio publicado en The Lancet advirtió que los materiales usados en los plásticos causan enfermedades en todas las etapas de la vida humana y suponen pérdidas económicas por sobre los 1,5 billones de dólares anuales.
“El costo total de los daños causados por la contaminación plástica podría alcanzar los 281 billones de dólares entre 2016 y 2040”, advirtió Jyoti Mathur-Filipp, secretaria ejecutiva del Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación Plástica.
La ruta del tratado: negociaciones clave en Ginebra
Desde el 5 al 14 de agosto, delegaciones de 179 países junto a más de 1.900 participantes de organizaciones científicas, ONG, gobiernos y empresas, discuten en detalle el borrador del tratado, compuesto por 32 artículos distribuidos en 22 páginas.
El texto busca regular todo el ciclo de vida del plástico: desde su diseño y producción hasta su eliminación, con el objetivo de promover la circularidad de los plásticos y evitar su filtración al medioambiente.
“Encontramos plásticos en todas partes, desde las fosas oceánicas más profundas hasta las montañas del Himalaya”, señaló la bióloga Melanie Bergmann según Reuters.
¿Un acuerdo como el de París para el plástico?
Quienes impulsan el tratado lo comparan con el Acuerdo de París por su relevancia estratégica. El texto también enfrenta presiones de países productores de petróleo y gas, principales proveedores de materias primas para la fabricación de plástico.
“No queremos un resultado final sin sentido. Actuar con rapidez es esencial. Estamos tratando de hacer todo lo posible para abordar la contaminación plástica, incluso en el medio marino, porque estos impactos son catastróficos”, sentenció Inger Andersen.