Colombia vive una nueva jornada de violencia este jueves tras dos ataques ocurridos con pocas horas de diferencia en distintas regiones del país, los cuales han dejado, hasta ahora, 13 muertos y 22 heridos.
Un carro bomba explotó en las inmediaciones de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, en Cali, dejando al menos cinco muertos y 14 heridos. Horas más tarde, un helicóptero de la Policía fue derribado en el municipio antioqueño de Amalfi, causando la muerte de ocho uniformados y dejando otros ocho heridos.
Hasta ahora se sabe que la aeronave fue derribada cuando prestaba apoyo de "seguridad a uniformados en labores de erradicación manual de cultivos de coca".
La explosión en Cali, la tercera ciudad más importante de Colombia, revive el temor en la región del Valle del Cauca, donde en junio pasado se registraron múltiples atentados coordinados que dejaron 15 muertos y más de 50 heridos.
Hasta el momento, ningún grupo armado ha reivindicado el ataque, aunque en la zona operan disidencias de las extintas FARC, el ELN y bandas herederas del paramilitarismo.
Distinto fue con los atentados de junio, donde fueron atribuidos al Estado Mayor Central (EMC), la mayor disidencia de las FARC.
Frente a estos hechos, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, afirmó este jueves que su Gobierno declarará como organizaciones "terroristas" al Clan del Golfo, que es la principal banda criminal del país, y a dos disidencias de las antiguas FARC, que son el Estado Mayor Central (EMC) y la Segunda Marquetalia.