El histórico campamento minero de Chuquicamata se transformó nuevamente en el epicentro de la emotividad y la cultura. En el marco de la Navidad 2025, el asentamiento recibió a miles de visitantes que participaron de una festividad que integró ritos tradicionales, patrimonio arquitectónico y la memoria viva de la comunidad minera.
A través de diversos escenarios dispuestos en el casco histórico, los asistentes recorrieron exposiciones y actividades diseñadas para preservar la identidad local. La celebración no solo destacó por su convocatoria, sino también por el simbolismo de reencontrarse en espacios que forman parte de la historia del norte grande.
Recuperación del patrimonio histórico
Un eje central de esta versión fue el avance en las obras de restauración. Fernando Promis, gerente de Sustentabilidad de las Operaciones Norte, explicó el proceso técnico y emocional que conlleva la apertura del campamento: “son muchas emociones, pero también es mucho trabajo, porque recuperar este patrimonio es una tarea de un equipo que está permanentemente viendo plano, diseño, recuperando historia y contactando con el Consejo de Monumentos Nacionales para contar con autorizaciones y ejecutar las obras”.
En esta línea, la administración destacó la entrega de la Casa Gina y el Emporio La Verbena, inmuebles emblemáticos que fueron puestos en valor tras un trabajo de recuperación sostenido, cumpliendo así con los compromisos de preservación del campamento.
Testimonios de identidad y nostalgia
Para quienes habitaron el mineral, la apertura de las puertas representó una oportunidad de conexión intergeneracional. Susana Maldonado, chuquicamatina, señaló que “abran Chuquicamata es la instancia de volver a recordar, encontrarnos con muchas personas, como haber entrado hoy día a la Casa Milla, que me trae muchos recuerdos”.
Por su parte, Dayan Tapia relató la importancia de transmitir este legado a las nuevas generaciones: “es nostálgico porque yo viví en Chuquicamata y ahora traje a mi hijo. Entonces, es como darle un pedacito de lo que yo tenía cuando era chiquitita para que él igual lo viva”.
La jornada también contó con la presencia de antiguos trabajadores, como Juan Pérez, quien se desempeñó por 43 años en la División. “Es algo impresionante, bonito, que a uno no se le olvida. Siempre he llevado en el corazón a Chuquicamata”, afirmó. Asimismo, la festividad atrajo a visitantes de otras zonas del país, como Luz Fernández, proveniente de Temuco, quien manifestó que “nunca había visto una cosa tan linda como lo que vi hoy. Estoy muy emocionada porque me hizo recordar mi niñez y es algo hermoso”.
Tradiciones que perduran en el tiempo
El programa de actividades 2025 incluyó ceremonias ecuménicas, el encendido del árbol navideño y el funcionamiento del Tren Minero. Uno de los momentos más esperados fue el recorrido del carro del Viejito Pascuero, una tradición a cargo de la familia Lira que este año conmemoró 61 años de presencia ininterrumpida en el campamento.
Manuel Aracena, habitante de Calama, destacó la cohesión que genera este evento: “somos todos una familia y esto es lo más hermoso que hay en cuanto al campamento, recordar las calles, todo esto que no existe en otro lugar del mundo y es maravilloso disfrutar”.
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